31 - Things you said while I cried in your arms

672 98 13
                                    

Durante el primer segundo, Odasaku se preguntó por qué seguía vivo. Pensó que no tendría que estarlo. Había dejado morir a unos niños inocentes de una forma demasiado cruel. Había perdido sus razones para vivir, debería estar muerto. Y entonces abrió los ojos.

Se incorporó. No reconocía el lugar. Parecía una clínica anónima propiedad de una médico anónima que había obrado un milagro. Ese milagro nadie lo había pedido, pero hacía que siguiese vivo. Gide no había acabado con él. Su asesinato suicida había quedado frustrado y, en un primer momento, le fue imposible alegrarse. Luego le vio.

Dazai dormía en una postura extraña, retorcido en una silla. ¿Cuánto tiempo llevaría ahí, velándole? Daba la impresión de no haberse movido mucho, y por su ropa arrugada bien podría llevar días sentado en ese lugar, esperando paciente por su regreso. Oda no dijo nada. Se quedó mirándolo, preso de sentimientos encontrados, aguardando a que despertase. No sabía qué pensar sobre su amigo. Había perdido su razón en la vida y había estado dispuesto a abandonar a Osamu sin mirar hacia atrás. Cualquier otro podría odiarle por su egoísmo, cualquier otro menos él. El suicida seguía allí, aferrándose con todas sus fuerzas a esa persona capaz de cambiar su vida, a esa persona a la que necesitaba. Porque Oda lo sabía, era consciente. Él era la persona por la que Dazai podría morir.

Quizá pasó un segundo, quizá pasó una hora. Cuando el ex ejecutivo despertó de su siesta, Odasaku empezó a sentir la garganta seca. Se miraron sin creérselo, y entonces el más joven sonrió. Sonrió para luego lanzarse contra el pecho contrario y romper a llorar, escondiendo el rostro y empapando el pijama de hospital que llevaba.

-Ay... -Se quejó Oda con voz ronca, más por la impulsividad ajena que por sentir dolor. No pudo evitar esbozar una sonrisa y devolverle el abrazo, presionando ese delgado cuerpo contra sí mismo como si fuese lo único real del mundo.

-Pensé que nunca despertarías. -Sollozó el ejecutivo-. Pensé que te había perdido...

-No lo has hecho. -Acariciando sus cabellos y dejándole llorar todo lo que quisiera, su expresión se tornó agridulce, amarga y cariñosa al mismo tiempo-. Estoy aquí, Dazai.

-No vuelvas a hacerme esto... -Ordenó-. Nunca más.

-Nunca más.

-Prométemelo.

-Lo prometo.

No mentía, sería incapaz de mentir con Dazai llorando en sus brazos. Y no lo hacía por una razón muy sencilla: él. Porque esos niños habían muerto, pero quizá todavía le quedaba una pequeña luz por la que vivir.

All the things you said [BSD fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora