2 - Things you said through your teeth

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-Kunikida-kun, Atsushi-kun, es inútil luchar. Deteneos.

Los dos detectives se quedaron congelados en posición de guardia al oír esa voz familiar, antes tan dicharachera y bromista. Nunca habían escuchado por su parte un tono así de serio, con semejante falta de vida y de entusiasmo en sus palabras, a pesar de que sabían que esa era la triste realidad bajo su máscara. Parecía estar muerto por dentro. Y eso no era lo único amenazante de la situación. Tenían a varios mafiosos trajeados apuntándolos con semi-automáticas en una contienda que se había detenido in media res, no por nada mantenían la posición de ataque.

Vieron el rostro de Dazai en cuanto el suicida bajó de un salto al suelo desde una de las cajas del almacén. Hasta ese momento había estado sentado, contemplando en silencio como sus antiguos camaradas hacían esfuerzos inútiles. En su expresión no había ni un ápice de esa alegría falsa que había estado presente durante sus días en la Agencia.

-Dazai-san...

-Vaya, Dazai, ¿qué hace un ejecutivo de la Port Mafia ocupándose de simple escoria como nosotros? -Masculló Kunikida con obvio rencor. El contrario elevó una ceja-. No me digas que te apetecía vernos.

-Nada más lejos de la realidad. -El ejecutivo parecía aburrido-. Simplemente estoy aquí para asegurarme de que mi trabajo vaya como debe.

Las palabras de Dazai fueron cortantes y frías como un cuchillo afilado. Sus antiguos compañeros parecían querer matarle con la mirada. Pero no sólo había rabia en esos ojos. También estaban dolidos, porque ninguno de los tres había elegido ese camino.

-¿Por qué, Dazai-san? -Musitó Atsushi-. ¿No eras feliz en la Agencia?

-Como si eso importara. -Bufó el moreno-. Aunque debo admitir que esto me queda bastante mejor que el andar por ahí haciendo el imbécil o jugando a ser un detective superhéroe que no puede salvar a nadie. ¿Habéis pensado vosotros dos también en cambiar de trabajo? Ya sabes, hay menos culpa en matar que en dejar morir.

-¿Este eres tú de verdad? -Cuestionó Kunikida, mirándolo casi con incredulidad.

-¿Y qué si así fuera?

-Pues que eres un asco de persona. -Habló apretando los dientes, sin querer creerse que había querido a quien tenía delante.

-Lo sé.

Dazai les lanzó una mirada de evidente superioridad. Después se pelear contra sus mejores peones estaban destrozados, sólo un milagro les haría ganar, y ese milagro no existía. Si Yosano no siguiera en la Agencia, podría matarlos allí mismo en una ráfaga de balas. El suicida se dio la vuelta, con el abrigo negro ondeando sobre sus hombros. No quería seguir allí, así que se marchó dando a sus hombres una última orden.

-Acabad con ellos.

All the things you said [BSD fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora