Estaba en la habitación de Cody con él. Yo estaba sentada en su cama mientras él empacaba varias cosas de su habitación y las metía en una caja que su padre había dejado en frente de la puerta.
No podía creer lo pulcro que era el cuarto de Cody. Todo era completamente blanco y negro, todo combinaba. Había una puerta de cristal y allí se encontraba el balcón, donde se podía ver la ciudad. Los barandales del balcón estaban llenos de nieve al igual que la ventana.
Volví a mirar a Cody y estaba doblando toda su ropa y poniéndola en una maleta. Ya había terminado de introducir sus cosas en la caja.
— ¿A dónde irás? — Le pregunté, ya que la casa de Ryan ya estaba ocupada.
— No lo sé. — Dijo Cody.
No podía decir si estaba molesto o no. Me estaba dando la espalda mientras empacaba y el tono de su voz era neutro. Me sentía mal, yo era la culpable de todo esto. Me quedé con un nudo en la garganta y tuve que fingir que todo estaba bien.
— Podrías irte con Alejandro. — Dije y abracé mis piernas sintiéndome más segura.
— No — Dijo él. —, sus padres no saben de nosotros.
Una idea llegó a mí como un golpe en la cara. Mi sonrisa resplandeció todo el lugar. Me acerqué a él quedando al otro lado de la maleta. Me agaché como él.
— Tengo una idea — Dije y alzó la mirada, su cara estaba apagada. —, y que tal si vives en mía apartamento. Está sólo, yo ya no vivo allí, ni Taylor. Y es apto para dos personas ¿Qué dices?
Cody ladeó la cabeza y luego sonrió. Sabía que le había gustado la idea.
— Supongo que sí. — Dijo él con su sonrisa.
Me levanté y lo abracé. Quería contagiarlo de mi felicidad, darle apoyo, porque él era mi amigo.
— Siempre voy a intentar sacarte una sonrisa — Dije. —, aunque yo esté peor que tú.
Cody me abrazó con más fuerza, porque sabía que aún me dolía la perdida de Taylor. La extrañaba, pero esa era su decisión.
***
Llegué exhausta a al apartamento de Ryan. Para mejor, él me había dado una copia de las llaves. Al abrir la puerta lo primero que hice fue tirarme en el sofá y quitarme el suéter que estaba lleno de la nieve. Cerré los ojos pero algo me despertó. Un beso en la frente.
Abrí los ojos y Ryan se encontraba viéndome fijamente, estaba de cuclillas. Con mi cara adormilada, le sonreí y él hizo lo mismo.
— Hola. — Dije y bostecé.
— Hola. — Dijo él.
Me quedé pensando en las cosas que había hecho. Me había dado un techo donde me sentía completamente segura, había perdido mi virginidad con él.
Él me amaba con cada palpitación de su nicotino corazón. Sonreí por el hecho de que era gracioso.
— Detrás de mí sonrisa hay algo que nunca entenderás.
Con mis manos tomé su cabeza y lo besé. Lo besé tanto que nuestros labios cambiaron de color. Lo besé tanto que mi perspectiva de la vida había cambiado. Lo besé tanto que mi corazón latía de una forma increíble. Lo besé tanto que empecé a amarlo más de lo que me amaba a mí misma, gran error.
— Me sorprendes, Marena. — Dijo la voz de una mujer al otro lado del sofá.
Ambos nos separamos rápidamente. Esa voz me era conocida, al igual que la figura que estaba en frente del sofá. Me sorprendió verla aquí. Nathalia tenía un suéter negro encima y su cabello estaba amarado, lo cual nunca hacía. Tenía un cigarrillo encendido en una mano que estaba consumido por la mitad.
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Nicotina © [Sin editar]
RomanceMarena Simpson cuenta la historia de su vida antes de ser sentenciada a ir a un centro de rehabilitación. Su vida es muy diferente a la que ella creía que iba a ser. Es una huérfana de dieciséis años, vive con su hermana gemela Taylor y gracias a un...