Vanessa y yo estábamos pintándole las uñas a Ryan, ella las pintaba de un azul eléctrico y yo de un rojo carmesí. Habían pasado muchos minutos desde que Natalia se largó de la habitación delante de James. Vanessa y yo estábamos tan aburridas en esa habitación que ella había sacado algo de su bolso y sin querer se le habían caído los botes de pintura, allí vino mi idea y después de tantos reclamos y negamientos logramos convencer Ryan de hacerle manicura.
Todo era silencio y se podía escuchar los carritos de las enfermeras detrás de la puerta, no sabía el sufrimiento que pasaba Ryan de tanto silencio.
—Esto es humillante. —Dijo Ryan mientras veía nuestra obra de arte.
Vanessa y yo reímos entre dientes. Era relajante pintar las uñas de un chico, de hecho, era extraño pintarle las uñas a un chico. No era porque fuera un chico, sino porque sus dedos eran más grandes y más anchos por lo tanto duraba más tiempo.
—Admite que estás fabuloso. —Dije terminando de pintar la última uña.
Guardé la pintura y lo mismo hizo Vanessa al terminar. Después de todo, Vanessa no era tan mala, era linda, sensible y se divertía con cualquiera. Era muy diferente a Anastasia, me preguntaba si alguna vez ellas dos tuvieran algún encuentro o algo parecido.
—Este azul y este rojo no combinan para nada. —Dijo Ryan curveando sus labios.
Reí entre dientes.
— ¿Qué estarán haciendo James y Nathalia? —Preguntó Vanessa guardando ambas pinturas en su bolso negro.
—No lo sé —dije nerviosa—, deben de estar hablando o en el baño o algo.
O besándose.
—Mejor los voy a buscar. —Dijo Vanessa levantándose de la silla.
Antes de que pudiera impedírselo abrió la puerta y detrás de ella estaba Cody. Liberé un suspiro de alivio. Cody estaba muy bien vestido y traía su mochila detrás de su espalda. Ambos les tomó uno segundos darse cuenta de que ambos eran primos, eso creo yo.
— ¡Cody! —Gritó Vanessa y se lanzó contra Cody.
Ya recordé porque me caía mal. Siempre tratando de llamar la atención y fingiendo una alegría inexistente. A mí siempre me ha dado miedo sentirme así de feliz, porque cuando caigo de nuevo en la tristeza, caigo con más fuerza, o eso pensaba en esa época.
— ¡Vane! —Dijo Cody cerrando la puerta detrás de él con Vanessa aun en sus brazos.
— ¡Dios! —Dijo Vanessa separándose de él—, siento que no te he visto desde siempre.
—Lo sé —dijo Cody dejando su mochila delicadamente al pie de la cama de Ryan—, yo también.
—Hola, Cody. —Dije levantando una mano.
—Hola, Marena —dijo Cody con una sonrisa—, Ryan, tengo una pregunta súper, pero súper importante que hacerte, necesito que respondas con sinceridad, recordando todos estos años de honestidad.
—Está…bien —dijo Ryan con recelo—. Dime.
— ¿Por qué tienes las uñas pintadas? —Dijo Cody con los ojos tan abiertos que parecían salir de su órbita.
—Oh, esto —dijo Ryan viendo sus manos fabulosas—, pues, estábamos aburridos y las chicas querían pintarme las uñas.
— ¿Es en serio? —Dijo Cody, parecía que iba a explotar en cualquier momento—. Si yo te lo digo está mal pero haces cualquier cosa por un par de tetas.
—Igual tú —dijo Vanessa cruzándose de brazos con una sonrisa pícara—, pero por un par de bolas.
—Eso fue algo sucio. —Dijo Cody mientras Ryan y yo gritábamos un gran “Uuuhhh”.
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Nicotina © [Sin editar]
RomanceMarena Simpson cuenta la historia de su vida antes de ser sentenciada a ir a un centro de rehabilitación. Su vida es muy diferente a la que ella creía que iba a ser. Es una huérfana de dieciséis años, vive con su hermana gemela Taylor y gracias a un...