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—Quiero acostarme en el suelo y no pensar por un mes o dos. —Dijo Alejandro en la arena.

La verdad, era que todos nos encontrábamos en la arena acostados bocarriba viendo el cielo oscuro. Las estrellas brillaban con más claridad cuando el cielo era más oscuro. Ryan tomaba mi mano y por mi otro lado se encontraba Nathalia.

—Imagina lo radical que sería ser un pez mascota —dijo Cody y no sabía porque pensaba que iba a decir algo muy ridículo—, es como, sólo estás nadando alrededor y de pronto comienza a llover comida —sabía que diría algo como eso. Estaba tan volada que ni siquiera tomé la molestia de verlo a los ojos—. La realidad no es para mí.

—A veces me impresiona cuan estúpida puede llegar a ser la gente. —Exclamó James.

De la nada un punto de color blanco voló por los cielos y se extendió formando una gigantesca estrella. Era un fuego artificial. Todos exclamamos de sorpresa. De donde había venido esa, vinieron muchos más. Varios fuegos artificiales comenzaron a estrellar en nuestros ojos.

Todo era maravilloso.

—Chicos —habló Ryan—, los amo. Gracias a todos por hacer que la vida fuera más dulce. A veces la vida es dura, pero a veces la hacemos más difícil de lo que realmente es. Gracias, James, por lanzarme contra Marena, aunque crees que no lo noté pero si lo noté —escuché la risa de James—. Gracias Cody por hacernos a mí y a James una nueva vista de la vida, siempre serás aceptado. Gracias, Nathalia, por seguir estando con estos psicópatas drogadictos de mierda. Gracias, Alejandro, por darle amor a Cody y alimentarlo más de lo que nosotros podemos hacer. Y, sobre todo, gracias, Marena —su mano me oprimió más—, por amarme, y soportarme por mi estado, por estar allí cuando lo necesitaba —nuestras miradas se encontraron y sonreí—. ¿Alguien más quiere agradecer?

—Yo —levantó la mano Cody—. Quiero decir gracias a Nathalia por soportarme cuando estoy ebrio, o por soportarme en lo general. Gracias a Marena por regalarme su casa cuando fui cruelmente botado de la mía y fuiste tú quien me impulsó a dar mi primer paso con Alejandro. Gracias a James y a Ryan por llenar el refrigerador y por no hacer comentarios sobre mi alimentación. Gracias, Alejandro por estar a mi lado, y porque fuiste tú quien dio la cara y me dijo que realmente le gustaba, ya que tenía miedo de que pensarías. Siempre pensé que sería tu segunda opción pero me di cuenta que tú no eras así.

—Todos se ven tan felices —replicó James—, lo odio. Chicos y chicas, quiero decir que todos ustedes me enseñaron que el mundo está lleno de gente estupenda, y que si no puedes encontrarla, debo ser una.

—Pues, no la estás llevando en práctica. —Dijo Ryan.

Todos reímos. Era gracioso porque era cierto.

—Si James terminó —exclamó Nathalia—, supongo que es mi turno. Alejandro y Marena saben lo mucho que los amo así que no quiero gastar saliva. Ryan, gracias por hacer que mi amiga saliera de su depresión, a pesar de que ella no lo admita. Cody, tú eres especial aunque no lo diga o no lo demuestre. Y James, lamentablemente hablaré de más porque estoy borracha y drogada, así que todo lo que teníamos se fue. Las cicatrices siguen allí, no puedo olvidar lo que pasó, no puedo olvidar como me sentía.

—Apuesto a que no se acordará de nada. —Dijo Cody con una sonrisa refiriéndose a James.

—Puedes apostar eso. —Dijo James con una risa contagiosa.

Todos reímos y de pronto todos comenzaron a hacer porras gritando mi nombre al unísono. Querían que hablara pero no sabía que decir. Miraba el cielo siendo explotado por fuegos artificiales quienes hacían un estruendo cuando explotaban.

Nicotina © [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora