Nicotina © [Sin editar]

Prólogo

Estaba caminando en un pasillo iluminado. ¿Qué hago aquí? No debería de estarlo, es decir, quizás sí, pero no del todo. Después de todo no fue mi culpa lo que sucedió ¿o sí?

Gire a la derecha y ahí estaba una puerta blanca como el pasillo. Tenía los números 103. Si, en definitiva esta es la habitación. Al entrar era todo como me lo imaginaba, unas sillas en semicírculo, todos sentados y una mujer en el medio.

Todos callaron al verme, después de todo no estaba tan presentable, usaba un suéter negro que me hacía ver más delgada de lo que era, un short y unas converse negras, mi cabello negro ondulado estaba despeinado y caía por mis hombros, siempre usaba delineador en mis ojos pero hoy estaba corrido por ambos ojos.

—Bienvenida, señorita Simpson —dijo la chica que estaba en el medio, era rubia, ojos oscuros, labios rojos, lucía como de 30 años o más—, siéntese por allá por favor.

Siempre he odiado ese tipo de personas, las que son hermosas con gente desconocida pero en su casa debe de ser un diablo. Sin decir nada obedecí y me senté en una silla al lado de una pelirroja.

—Bienvenidos a terapia intensiva —dijo la rubia para todos nosotros—, ahora ¿Quién quiere empezar?

Mire para los lados a ver quién empezaba pero nadie levantó su brazo. Cobardes. Alcé la mano y me levanté.

—Bien —Dijo la rubia con una gran sonrisa y una palmada—, empiece señorita Simpson.

—Bien —dije con un suspiro—, mi nombre es Marena Simpson.

—Hola, Marena —dijeron todos lo que se encontraban en la habitación.

—Cuéntanos, Marena —dijo la rubia presentadora de esta mierda—, ¿Cuál es tu historia?

—Bien, todo empezó el noviembre de este año...