— No puedo creerlo — Dije mientras me apoyaba de la puerta del coche observando como Nathalia se aferraba al brazo de Stuart y lo llevaba al patio trasero. —, en serio lo hizo.
— ¿Siempre hace ese tipo de cosas? — Preguntó Ryan sacando algo de su bolsillo.
— Casi siempre, cuando quiere algo.
Ryan sacó de su bolsillo un tubo blanco, parecido al cigarrillo pero completamente blanco y parecía hecho a mano. Era un porro. Ryan lo encendió y el humo salía por sus fosas nasales.
— Extrañaba esto. — Dijo Ryan y me tendió el tubo blanco.
Lo agarré con los dos dedos y lo puse entre mis labios inhalé y lo expulsé por mi boca. Cada problema se iba con ese humo que se desintegraba en el aire, ojalá fuera así para siempre. Sólo yo con Ryan fumando y sin importar lo que diga la sociedad.
Observé las estrellas, estaban más amarillas, y la luna estaba más grande, sentía que podía alcanzarla con solo alzar un brazo ¿Quién dice que esto es ilegal? ¿Sentirse feliz por una vez es ilegal? A la mierda el gobierno y a la mierda las reglas.
— Estoy tan volada que podría comer una estrella. — Dije sin dejar de ver las estrellas.
— Suficiente. — Dijo Ryan con una sonrisa y me arrebató el porro de las manos.
— No. — Dije e intenté quitársela.
Ryan alzaba la mano donde se encontraba el porro para que yo no la pudiera alcanzar. Maldita sea, era demasiado alto. Parecíamos niños jugando. Me rendí. Me crucé de brazos e hice pucheros, a Ryan no le pareció importar, de hecho, se metió el tubo blanco por la boca y liberó el humo de nuevo por la nariz. Me lanzó una sonrisa arrogante.
Bajé la mirada al césped y vi mi arma. Agarré unas cuantas rocas pequeñas y las puse en una mano, con las otras se las arrojaba a Ryan. Con la mano libre de Ryan, donde no tenía el porro, se escudaba con su antebrazo.
— ¿Qué…Que estás haciendo? — Preguntó Ryan dubitativo.
— ¿No vez? — Dije sin parar de lanzar las pequeñas piedras. —, te estoy lanzando piedras.
— Lanzas como niña.
— ¿Y que soy, estúpido?
— ¿Acaso me acabas de llamar estúpido? — Dijo Ryan.
Se me habían acabado las municiones. Ryan se acercó a mí a grandes zancadas y me lanzó en el capó del coche junto con él encima. Estaba tan cerca de mí que nuestras narices chocaban. Sus manos agarraban las mías sobre mi cabeza.
Ryan giró su cabeza y me besó. Amaba lo que hacía. Los besos suaves y la respiración fuerte, las caricias lentas y los latidos rápidos. Nadie es perfecto hasta que te enamoras de él.
POV Nathalia
Me encontraba en la mesa con Stuart, justo al lado de James con Vanessa. Cada vez que James decía algo, Vanessa reía. Era muy dulce, eso me molestaba. No sabía que era adicta a él, hasta que traté de detenerme.
— ¿Sabes? — Dijo Stuart mientras revolvía su comida con un tenedor de plástico. — Quiero dormir porque tengo sueño pero no quiero porque sé que cuando despierte será mañana y me da pereza levantarme.
Reía extremadamente duro como para ser un mal chiste, ni siquiera sabía si era un chiste, sólo me reí.
Stuart es un chico alto de cabello castaño oscuro, su frente era lisa y sus ojos grandes a través de sus grandes lentes que ocupaban gran parte de su cara. Su nariz es pequeña y de labios delgados. Era un poco torpe pero con una personalidad muy dulce. Y eso era malo, a mí no me gustan los chicos buenos.
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Nicotina © [Sin editar]
RomanceMarena Simpson cuenta la historia de su vida antes de ser sentenciada a ir a un centro de rehabilitación. Su vida es muy diferente a la que ella creía que iba a ser. Es una huérfana de dieciséis años, vive con su hermana gemela Taylor y gracias a un...