Capítulo trece.

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TaeHyung no sabe cuánto tiempo ha pasado desde que Matthew le dijo aquello, lo único que acapara su mente es el hecho de que el susodicho le está aplicando la famosísima Ley del Hielo

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TaeHyung no sabe cuánto tiempo ha pasado desde que Matthew le dijo aquello, lo único que acapara su mente es el hecho de que el susodicho le está aplicando la famosísima Ley del Hielo.
Ni una sola palabra en quién sabe cuántos días ¿cómo lo hace? TaeHyung no encuentra la respuesta. Sólo asiente o niega según se necesita, si los viajes en auto de camino y regreso de la escuela eran un tanto incómodos, ahora lo son más. Se siente ansioso y la incertidumbre le consume. ¿Tendrá que ver con lo último que hablaron? ¿O es alguna situación totalmente ajena a ello la que le quita las ganas de hablar?
Ahora mismo su mente está siendo inundada con aquellas preguntas, su mejilla está pegada a la madera del escritorio esta vez libre de cosas y sus dedos juegan con la orilla de su camiseta.
-No pudo haber sido por eso... Vamos, no era para tanto. No es como si me emborrachara todos los días... -articula para sí en un murmuro-. No debería preocuparse, ni siquiera en nombre de JiWoo...
Parpadea un par de veces a conciencia y después suelta un cansado suspiro que le proporciona algo de calma a su cuerpo.
Mueve su cabeza de un lado a otro buscando deshacerse del dolor provocado por la mala posición en la que estaba y se levanta de la silla con cuidado y con calma.
Le está dando demasiadas vueltas al asunto.

-¿Qué haces acá? -Drew se dirige a Matthew con una ceja alzada

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-¿Qué haces acá? -Drew se dirige a Matthew con una ceja alzada. No era común para él verlo por aquellos lados a tan altas horas de la noche-. ¿Piensas dormir ahí?
Lo único que Matthew hace es levantar la mirada hacia su amigo.
Él está echado afuera de una puerta de algún dormitorio en específico, parecía ese típico gato que salía por las noches y que cuando regresaba, la puerta de casa estaba cerrada y no tenía otra opción más que esperar afuera hasta que le abriesen por la mañana. Excepto que Matthew era un gato grande y musculoso que provocada miedo en los demás, aparte, su mirada severa no le ayudaba. Sin embargo, Drew ya estaba acostumbrado a aquellos ojos.
-Vamos, levántate. Te dejo dormir en mi dormitorio -hace un ademán con su mano pero Matthew no se mueve ni un centímetro, pareciese que Drew nunca dijo nada.
Luego, como por instinto, Drew levanta la mirada y pasa sus ojos por el número de la puerta en la que Matthew se encuentra echado, instantáneamente la reconoce y sabe quién está durmiendo dentro. Él mismo se había encargado de buscar esa misma puerta hace unos meses...
-¿Es en serio? -le pregunta con un tono monótono de voz, nuevamente, Matthew no se mueve ni un poco siquiera y no parece querer darle respuestas y/o explicaciones-. Ya pasas demasiado tiempo con ese chico -cruza sus brazos y toma una mejor postura corporal-. Incluso pareces gay -desvía la mirada y suelta un bufido.
En ese momento Matthew se levanta, no dice nada, pero nuevamente parece hacerse más grande y emana enojo, cosa de la que Drew no tarda en darse cuenta. Pronto se encoge un poco en hombros y baja un tanto la cabeza. Matthew intimida a cualquier persona.
-Andrew, lárgate. -espeta. Su voz provoca miedo y parece hundirse en lo más profundo del cuerpo del antes mencionado chico. Él no hace más que asentir, dar media vuelta e irse hacia su dormitorio con rapidez. Matthew lo sigue con la misma mirada penetrante y, hasta que lo pierde de vista, se vuelve a echar en el piso.

𝐻𝐸𝑅 𝐵𝑅𝑂𝑇𝐻𝐸𝑅 | BsephDonde viven las historias. Descúbrelo ahora