Capítulo 4

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Bajaba las escaleras con una pequeña maleta en su mano derecha, Maite bajaba detrás de él escuchando todas las indicaciones que él le dictaba.

Chris: Poncho vendrá a revisarla en un rato, avísame si ocurre algo...

Maite: Christopher, te vas sólo una noche, ella estará bien- dijo recargándose en el pasamanos de la escalera.

Chris: lo sé, pero es mejor prevenir.

Maite: ¿no crees que sea bueno avisar a la policía que ella está aquí? Tal vez alguien la está buscando- su corazón se estrujó al imaginar que un hombre podría estarla buscando, tal vez su novio o... su esposo.

Chris: también lo pensé pero ¿Qué tal que si los que la trataron así descubren que está viva? No creo que sea muy seguro... es mejor estar pendientes por si escuchamos que alguien pregunta por ella en el pueblo o algo así.

Maite: pues sí, es mejor... ojalá despierte pronto...

Chris: ojalá... me muero por conocer su sonrisa y el color de sus ojos y... - guardó silencio cuando vio que Maite le sonreía cómplice y lo miraba acusadoramente- ¿Qué? Parece una chica muy agradable- dijo nervioso.

Ruth: ¿hablando de mí?- dijo entrando a la sala y acercándose hasta ellos, Chris se giró y Maite bajó la vista para mirarla.

Chris: Ruth llegaste antes, creí que nos veríamos allá...

Ruth: ya lo sé pero creí que era mejor llegar juntos hasta allá- dijo sonriendo hasta que vio a Maite parada en el tercer escalón- Hola May...

Maite: Hola- sonrió falsamente y con fastidio, se giró rodando los ojos, Christopher sólo sonrió viendo la actitud de su prima antes de desaparecer por las escaleras.

Ruth: ella siempre tan linda ¿verdad?- le dijo y él asintió sonriendo- bien... ¿estás listo? Vámonos.

Ella salió por la puerta y él suspiró profundamente tratando de encontrar paciencia, tomó su maleta de nuevo y la enorme bolsa que Ruth había dejado junto a la puerta y caminó detrás de ella.

Llevaba casi treinta minutos en una pequeña avioneta, Ruthno se había despegado de él para nada, literalmente la tenía pegada a un lado como larva, ella trataba de tomar su mano pero él la retiraba al igual que cuando trataba de recostarse sobre su hombro, él simplemente se movía o buscaba cualquier excusa para mirar por la ventana y estar lo más separado de ella como sea posible, sin embargo el reducido espacio del interior le hacía esa tarea muy complicada.

Al fin el avión despegó cuando estaba oscureciendo, él bajó de ese cacharro tan rápido como pudo. Ella lo alcanzó cuando bajó del avión.

Ruth: nos quedaremos en casa de una amiga- le dijo sonriendo- mira ahí está.

Corrió hasta una chica que tenía la misma pinta superficial que ella, Christopher tomó su maleta de nuevo al igual que la de ella que la dejó abandonada como siempre.

Ruth: Elsa él es Christopher, el amigo del que te hablé- dijo ella presentando a Christopher a aquella chica- Chris ella es Elsa una de mis mejores amigas.

Él la saludó educadamente, la chica los invitó a subir a su auto y en el transcurso del camino recordaba y se arrepentía de haber aceptado hacer este viaje.

Las chicas no dejaban de hablar sobre dinero, viajes y cosas superficiales que a él le parecían tan sin importancia.

Miró la carretera desde la ventanilla que había a su lado derecho y la imagen de una bonita pelirroja vino a su mente, en ese momento tuvo la necesidad de verla, de hablarle porque aunque él sabía que ella no podía contestar estaba convenció de que la escuchaba, incluso esta tarde cuando le leía, juraría que la vio sonreír, una décima de segundo que para él tuvo tanto significado, algo le decía que ella despertaría, confiaba en que así fuera.

Llegaron a una enorme casa y después de cenar la chica les indico su habitación.

Elsa: aquí van a dormir- les dijo mostrando una habitación muy grande con una cama enorme en el centro.

Christopher miró a Ruth confundido y ella esquivaba su mirada haciendo comentarios sobre el decorado de la habitación.

Chris: ¿dormiremos aquí?... ¿los dos?- la chica miró a Ruth confundida.

Elsa: bueno es que Ruth dijo que...

Ruth: que no hacía falta molestarte, que sería suficiente con una habitación.

Chris: ¿hay más habitaciones?- preguntó mirando a Elsa.

Elsa: Pues si pero....

Ruth: pero las están pintando, están inhabitables Chris- dijo ella colgándose del brazo de Christopher.

Chris: muy bien... entonces creo que no habrá de otra- Ruth sonrió satisfecha cuando Chris entro a la habitación, tomó una de las almohadas y una manta- ... dormiré en la sala.

La sonrisa de Ruth se borró de golpe y lo miró furiosa.

Elsa: ¿seguro?- él asintió totalmente convencido- muy bien, entonces te llevo.

Chris: gracias... buenas noches Ruth- le dijo sonriendo, ella sólo asintió.

Christopher caminó detrás de Elsa que al igual que Ruth parecía algo decepcionada pero sobre todo molesta, cuando escucho la puerta de la habitación cerrarse de golpe no pudo evitar sonreír.

Ruth estaba furiosa y él era el único culpable de eso, pero esa chica era todo un conflicto.

Dormir con ella le traería muchos problemas, aunque estaba seguro de que no ocurriría nada, pasar la noche en la misma habitación provocaría que ella se sintiera aún más apegada a Christopher, algo que a él no le gustaba para nada.

La chica lo llevó hasta una habitación parecida a la que había estado antes.

Elsa: ¿esta te parece bien? Es algo más pequeña.

Chris: si, muchas gracias... es muy linda ¿de quién es?

Elsa: para invitados- dijo distraída.

Chris: ¿no estaban en reparación?- la miró confundido.

Elsa: heeeee esta no... lo había olvidado- le dijo nerviosa y Chris sonrió.

Chris: ok, pues gracias- dijo sonriendo.

Elsa lo dejó sólo y él se preparó para dormir, sin embargo a pesar de estar agotado mentalmente su cabeza no dejaba de pensar en regresar a casa y sobre todo en volver a verla. Quiso llamar a su prima para saber cómo estaba todo por allá pero recordó que ella iría esa noche a acompañar a Poncho para buscar a Christian en el aeropuerto.

La única que estaba en casa era su nana pero ella seguramente ya estaba dormida, así que prefirió esperar y llamar por la mañana.

Cuando amaneció estaba aún más cansado, durmió muy poco por la noche, ya que no estaba tranquilo. Trató de comunicarse mil veces para saber de ella pero nadie en la hacienda contestaba, lo cual era extraño porque siempre había alguien que atendiera el teléfono, sobre todo cuando él estaba fuera del rancho.

Rendido por no obtener respuesta bajó a desayunar, era mejor terminar rápido con esto para volver a casa cuanto antes.

Sentía que alguien lo necesitaba en otro sitio.


(Mini maratón 2/3)


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