Capítulo 27

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Roberta lo miró sin poder articular palabra, tenía una explosión de sensaciones en su interior; dolor, decepción, vergüenza... odio.

Christopher lo notó y por eso no se atrevía a mover ni un músculo.

Veronica: ¿Y tú quien eres?- dijo mirando a Roberta, ella limpió sus lágrimas.

Roberta: yo... no soy nadie- dijo mirándolo directamente a los ojos, Christopher negó dando a notar la primera lágrima en su rostro.

La pelirroja se dió media vuelta y salió corriendo del lugar. Él trató de seguirla pero Maite se lo impidió.

Maite: yo voy con ella... -se detuvo delante de la rubia- debemos revisar las alcantarillas, se están escapando las ratas- dijo encarandola, Veronica sonrió de lado y Maite pasó por su lado golpeando levemente su hombro.

Christopher suspiró perdiendo su mirada en el sitio por el que su chica había desaparecido.

Verónica: vaya pero que drama... ¿Quién era esa niña?- Christopher la miró y suspiró furioso.

Christopher: ¿Porque regresaste?... ¿Que haces aquí Veronica?

Veronica: ¿Podemos hablar en otro lugar?

Él asintió y entró al despacho seguido de ella.

Maite: ¡Roberta!...- gritó corriendo detrás de ella- espera.

La pelirroja se detuvo cuando sintió que él aire le faltaba, se sentía mareada y a punto de desvanecerse, se dejó caer de rodillas sobre el suelo y comenzó a respirar profundo buscando el aire que necesitaba, pero entre las lágrimas y el enorme nudo en su estómago esa tarea era muy difícil.

Maite llegó hasta ella y al verla en ese estado de devastación no encontró que más hacer aparte de arrodillarse a su lado y abrazarla con fuerza mientras sus propias lágrimas comenzaban a caer.

Roberta: ¿Porque no me lo dijo?- preguntó entre llanto.

Maite: tal vez tuvo miedo...

Roberta: ustedes debieron decírmelo- dijo molesta.

Maite: creímos que Christopher ya lo había hecho... no nos correspondía... perdón- Roberta se soltó a llorar de nuevo y Maite la abrazó con más fuerza.

Christopher: te escucho...- dijo sentándose frente a su escritorio, mientras ella tomaba su lugar al otro lado.

Verónica: sé que fue un error irme de aquí... dejarte, pero me sentía abrumada, necesitabas a la esposa perfecta y yo no estaba lista para cumplir con ese papel.

Christopher: yo nunca te pedí nada.

Veronica: lo sé, yo misma me presionaba pero es que no me sentía suficiente- dijo comenzando a llorar.

Christopher: cuando te fuiste, me destruiste por completo... pero eres una parte de mi vida que ya dejé atrás, ahora estoy con alguien más.

Veronica: entonces esa niña...

Christopher: no es una niña, es mi novia y si estoy con ella.

Verónica: pero yo he venido hasta acá para arreglar lo nuestro.

Christopher: está bien, entonces llamaré a Christian- dijo tomando su celular

Verónica: ¿A Christian?

Christopher: si... lo único que hay entre nosotros son los papeles del divorcio, los papeles que nunca quisiste firmar.

Verónica: no quiero que todo termine así... vivimos algo muy bonito y no merece tener un final tan insignificante.

Christopher: lo que tuvimos terminó el día en que dejaste está hacienda, quiero el divorcio con tu convencimiento o sin él... y no hay marcha atrás.

Dijo tajante y Verónica quedó perpleja, nunca durante los años que conocía a Christopher lo había visto así, nunca le había hablado de esa manera.

Esa no era la imagen que recordaba de él pero de alguna manera esta nueva faceta le gustaba, ya no era el chico que dejó años atrás, ahora es un hombre que sabe perfectamente lo que quiere y que tiene una decisión tomada.

Verónica: está bien... entonces llámalo- dijo suspirando, él asintió y tomó su celular para llamar a Christian.

Christopher: amigo necesito tu ayuda, con el mismo asunto de siempre... si, apareció...- dijo mirando a la rubia- en la hacienda, de hecho está aquí... ¿Cuándo regresas?... ya sé que te pido mucho, pero ¿puedes regresar antes?...- dijo en voz baja- está bien... entonces tres días- ella bajó la cabeza y sonrió disimuladamente- claro, no te preocupes... gracias amigo, buena suerte.

Terminó la llamada y la miró suspirando.

Verónica: ¿entonces?... ¿Cuándo firmamos?

Christopher: Christian está de viaje por un negocio muy importante y no puede regresar antes de tres días, así que después de ese plazo continuaremos el trámite- Ella asintió sonriendo de lado.

Verónica: ¿quieres que me vaya y regrese en tres días?

Christopher: no... no me voy a arriesgar a que desaparezcas de nuevo- dijo serio.

Roberta y Maite entraron a la hacienda después de un par de horas, habían hablado bastante y ahora estaba más tranquila, sin embargo aún no se sentía capaz de hablar con él, había podido controlar sus lágrimas pero estaba segura que no podría cruzar palabra con él.

Christopher: Lupita por favor prepara la habitación de huéspedes para que Verónica la ocupe.

Maite: ¿cómo?... ¿ella va a dormir aquí?- Christopher y Verónica voltearon a verlas y los ojos del hombre de inmediato se centraron en aquella pelirroja que aún suspiraba con sentimiento como una niña pequeña que acaba de pasar horas llorando.

Christopher: va a quedarse unos días... Roberta- la pelirroja lo miró casi temblando- necesitamos hablar...

Maite: no, no...- dijo poniéndose delante de ella- no vas a hablar con ella hasta que saques a esta tipa de aquí- dijo encarando a Verónica.

Christopher: Maite por favor...

Maite: por favor tú, estás loco, después de todo ¿Cómo te atreves a recibirla en esta casa?

Christopher rodó los ojos y dio media vuelta para ir hacia su despacho mientras Maite lo seguía recriminándole su decisión.

Verónica miró a Roberta de arriba abajo y se paseó alrededor de ella varias veces, mientras ella sólo la miraba de reojo siguiendo sus movimientos.

Verónica: ¿Roberta verdad?- ella no dijo nada- ¿de dónde eres Roberta?... ¿sabes hablar no?- la pelirroja al final la miró y Verónica le sonrió arrogante.

Roberta miró a la chica que llevaba un juego de sábanas limpias y un par de almohadas.

Roberta: ¿vas a la de huéspedes?- dijo alcanzándola en el tercer escalón.

Chica: si, el joven Christopher me pidió que lo prepara para la señora.

Roberta: habrá un ligero cambio de planes, la señora...- remarcó la palabra y la miró- dormirá en la habitación principal junto a su esposo... yo tomaré la de huéspedes.

Roberta la miró con la ceja elevada mientras Verónica sonrió de lado, dándose cuenta que esa chica no sería tan fácil de dominar.  


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