Capítulo 1

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Otra cita decepcionante, estaba apunto de renunciar a la posibilidad de encontrar el amor.

¿Tan difícil es encontrar a quien amar? Él no esperaba un alma gemela o a la princesa en peligro que todos los cuentos siempre muestran. Él quería solamente una mujer con la que compartir todo sea un placer y no una obligación, alguien que se ganara su amor, alguien a quien amar y quién lo ame de la misma manera.

Pero todo lo que encontraba en su pequeño pueblo eran mujeres falsas que eran pura apariencia física y que la cara bonita era lo único atractivo en ellas. No había manera de tener alguna conversación interesante con ellas. Lo único que les importaba era saber de qué color se pintaron las uñas y cuánto es lo máximo que él estaba dispuesto a pagar para regalarles un bonito reloj o una elegante cena.

Y es que claro al ser en hacendado más reconocido de la región cualquiera quisiera relacionarse con él. Pero Christopher no era el tipo de hombre que se conformaba con una noche de placer, a él le gustaban los retos y las cosas que duran para siempre. Desde pequeño fue lo que aprendió de su padre, a trabajar en su tierra y a sacar adelante su patrimonio.

Él era un hombre de trabajo pero sobre todo de compromiso y hasta ahora parecía imposible encontrar a una mujer que pudiera brindarle todo lo que él estaba dispuesto a recibir.

Christopher era uno de los hombres más poderosos del lugar, sin embargo era sumamente sencillo y sobre todo considerado con los demás.

Se hacía cargo económicamente de la pequeña escuela que había en el pueblo y de los suministros de la clínica que había en la parroquia. También ayudaba a los jóvenes que deseaban continuar estudiando los niveles superiores.

Era conocido y querido por todo el pueblo tanto como su padre, quien tampoco tuvo problemas en ayudar a quien lo necesitara.

Conducía por la carretera, la verdad es que muy pocas veces que tomaba ese camino, pero debido a que un árbol calló a mitad de su camino habitual no le quedó más remedio que optar por su segunda opción.

Conducía por aquel oscuro sendero, hasta que algo llamó su atención, a unos 300 metros adelante había una camioneta con las luces apagadas, algo poco habitual, desaceleró un poco y vio a un hombre salir de entre los matorrales y caminar a la camioneta, en cuanto vio que él se acercaba el hombre subió casi corriendo y arrancó la camioneta a toda velocidad.

Christopher no le tomó tanta importancia, seguro era algún borracho.

Siguió avanzando hasta que a un lado del camino vio un bulto tirado en el suelo, justo donde aquella camioneta estaba parada minutos antes.

Se acercó con cuidado y al darse cuenta que podría tratarse de una persona volteó a todos lados, buscando algún indicio de que era una trampa o algo que lo pondría en riesgo pero no visualizaba ni un alma cerca del lugar.

Se bajó de su camioneta sin apagar el motor y tomó el arma que llevaba debajo del asiento del copiloto, nunca la había utilizado pero en éstos tiempos era mejor estar prevenido.

Se acercó con cuidado hasta la persona que parecía estar inconsciente. La volteó con cuidado y descubrió a una chica pelirroja, a pesar de la cantidad de golpes que tenía en la cara la belleza de aquella mujer lo cautivó.

La revisó rápidamente y por fortuna estaba respirando, con dificultad pero respiraba.

La cargó hasta la camioneta en dónde la subió en la parte trasera para después arrancar a toda prisa a su casa.

Volteó a ver a la chica que aún yacía inconsciente.

Chris: aguanta... por favor aguanta- le suplicó como si ella pudiera escucharlo.

Aceleró lo más que pudo y llegó a su rancho en tiempo récord.

Bajó con ella en brazos y corrió al interior de la casa.

Maite: ¡Christopher por Dios! ¿Qué ocurrió?...- lo siguió corriendo escaleras arriba.

Él la recostó con mucho cuidado sobre su cama.

Christopher: May llama a Poncho, dile que es urgente- dijo preocupado.

Su prima asintió y salió corriendo de la habitación mientras él se dedicaba a cuidar que aquella chica siga respirando.

Maite: llegará en cinco minutos- se acercó hasta ella- ¿quién es?

Chris: no lo sé, la encontré inconsciente en la carretera.

Maite: se ve muy mal- dijo preocupada- tenemos que limpiarla y quitarle esa ropa ensangrentada.

Chris: puedes ayudarme con eso... le pediré a alguien del servicio que te ayude.

Maite: claro, traeré ropa.

Ella salió de la habitación y minutos después regresó con algo de ropa en las manos y una chica castaña medio dormida.

Él salió de la habitación cuando Poncho llegó y ellas comenzaron a limpiar y quitar la ropa sucia y desgarrada de la chica.

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Hola, ésta es mi nueva historia, espero les guste.
Serán capítulos privados por lo que deben seguirme para poder leerlos.
Subiré capítulo cada viernes ❤️😘

anoniromo

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