Capítulo 32

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Roberta estaba en los establos, cepillando a su caballo cuando escuchó su voz.

Christopher: buen día...

Todos los que estaban ahí le respondieron y ella igual, pero su voz se opacó debido a todas las voces que sonaron al mismo tiempo.

Ella no apartó la mirada del cepillo que deslizaba de arriba a abajo en el corto pelaje del caballo.

Christopher: hola Rob...

Roberta: hola- respondió sin voltear a verlo.

Christopher: necesito que vengas conmigo.

Roberta: ¿A dónde?- él tomó su mano y la llevó fuera del establo.

Christopher: necesito que me acompañes al pueblo.

Roberta: ¿Al pueblo?... ¿Para que?

Christopher: es algo completamente laboral, te lo prometo... además estoy seguro que estarás feliz de ver al doctorcito ese.

Ella lo miró entrecerrando los ojos y sonrió levemente antes de caminar hasta la camioneta de Christopher, él suspiró y subió en el lugar del mando.

Salieron de los límites de su propiedad y comenzaron a ir por el camino de terracería que él siempre tomaba para ir hacia el pueblo, sin embargo está vez no giró en el camino habitual, sino que fue por el camino secundario que rodeaba unas cuantas propiedades más, era un camino que pocos tomaban por ser el más largo hacia el pueblo.

Roberta: ¿Porque viniste por aquí?

Christopher: hay un tronco a mitad del otro camino, están trabajando en eso pero tardarán un poco.

Ella asintió sin decir más y él continúo el camino unos minutos sin poder contener las ansias que sentía en el fondo.

Golpeteaba el volante con los dedos y se aclaraba la garganta con mucha frecuencia.

Christopher: Christian regresa mañana.

Roberta: que bueno- dijo sin dejar de ver el paisaje que tenía a la derecha.

Christopher: mañana terminará está situación.

Roberta: mañana terminará tu matrimonio, es todo.

Christopher: no... volveremos a intentarlo ¿Verdad?... es decir, ¿trataremos de regresar?- preguntó nervioso.

Ella lo miró y suspiró profundamente.

Roberta: no lo sé, no es tan sencillo...

Christopher: lo sé, pero intentémoslo ¿Si?- preguntó volteando a verla pero ella no le devolvió la mirada, por el contrario no dejaba de ver por la ventana del auto.

Roberta: no apartes los ojos del camino Christopher...- susurró.

Él volvió a poner su atención en el camino y suspiró profundamente. Ella por su lado trataba de ocultar las lágrimas que estaban cayendo por sus mejillas.

Llegaron al pueblo y fueron directamente al almacén donde Christopher compraba todo lo que se necesitaba en el rancho.

Normalmente ese era el trabajo del capataz o de algún peón de la hacienda, pero la verdad es que le encantaba ir de compras, sobre todo porque se ponía al tanto de todo lo que pasaba en el pueblo.

Christopher: muy bien... ¿Que más falta?

Roberta: mae... mar... ¿Que dice aquí?- preguntó mostrándole el papel.

Christopher: madera...

Roberta: tienes una letra horrible ¿Sabes?- dijo sonriendo.

Christopher: claro que no, eso lo escribí rápido...- Roberta entrecerró los ojos- bueno si... mi letra nunca ha sido muy bonita.

Destino ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora