Capítulo 19

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La cena en el rancho Uckermann había terminado y Alfonso se ofreció a llevar a Anahí y al niño hasta su pequeña cabaña.

El camino fue agradable, ambos hablaron cordialmente como pocas veces lo habían hecho.

Tal vez fue por las copas de vino tinto que ambos tomaron o simplemente ninguno tenía ganas de pelear, pero sea cual sea el motivo no podían negar que les gustaba estar así uno con el otro.

Anahí: muchas gracias por traerme...- cubrió al bebé antes de abrir la puerta de la camioneta de Alfonso.

Poncho: no fue nada... ¿Cuándo te entregarán tu auto?

Anahí: no lo sé apenas envié el "carro de princesa" como lo llamabas- Alfonso soltó una leve risa contagiando a la rubia.

Anahí: no lo sé apenas envié el "carro de princesa" como lo llamabas- Alfonso soltó una leve risa contagiando a la rubia

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Poncho: si heee perdón por eso.

Anahí: no te preocupes...- dijo sonriendo mirando como extrañamente los ojos de aquel hombre ahora tenían un brillo particularmente hermoso.

Poncho: ¿hablaste con servicios sociales?- dijo sacándola de sus pensamientos.

Anahí: si... vendrán pasado mañana por él- miró al pequeño bebé que dormía plácidamente en sus brazos.

Poncho: ¿encontraron a su familia?

Anahí: parece que una hermana del chico se hará cargo de él... pobrecitos tan jóvenes y su vida terminó de un momento a otro, no pudieron disfrutar a su hijo.

De nuevo la imagen de aquella morena con ojos preciosos vino a su mente, así como también la creía sería la imagen de su hijo.

Poncho: si... es una pena- susurró centrando su atención al frente.

Anahí: bueno es mejor que me vaya... este niño debe dormir como se debe... te veo mañana.

Poncho: hasta mañana... vendré por ti a las siete en punto.

Anahí: no es necesario no te preocupes...

Poncho: ¿tomarás un taxi?...- preguntó con una media sonrisa, ella tomó aire para responder pero después se dio cuenta que no tendría manera de llegar a su trabajo.

Anahí: está bien, hasta mañana.

Él espero en el auto un momento hasta que ella entrara a su casa completamente, después aguardó un par de minutos más hasta que estuviera seguro que todo estaba en orden tanto dentro como fuera de la pequeña cabaña.

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Roberta salió del baño justo cuando alguien golpeaba la puerta de la habitación, miró el pequeño reloj que había junto a la cama y confirmó lo tarde que era.

Roberta: ¿quién es?

###: Christopher...- susurró del otro lado.

Una sonrisa se dibujó en su rostro, las ganas de verlo no tenían horario. Tomó la bata que tenía sobre la cama y se cubrió antes de correr a abrir la puerta.

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