Capítulo 15

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Estaba en el establo, observando al pequeño potrillo que había llegado hace unos días, su madre había muerto en el parto y los dueños no quisieron hacerse cargo de un potrillo huérfano, sin embargo Christopher había accedido a aceptar al pequeño aun sabiendo el tiempo y las necesidades que conllevaba hacerse cargo de un huérfano.

Christopher le demostraba una vez más que era un gran hombre con un corazón gigante y que valía completamente el riesgo. Maite tenía razón no podía basarse en un simple sueño, tenía que confiar en lo que sentía y no en los enredos que su confundida cabeza provocaba.

Se cubrió el rostro y cerró los ojos forzando a su cabeza a recordar y buscar aunque sea un mínimo rastro de la existencia de aquel hombre, se imaginó caminando junto a un hermoso lago, sentía que alguien tomaba su mano pero no lograba ver su rostro; ahora estaba preparando el desayuno para alguien y cuando él iba a entrar a la cocina aquel sueño se esfumó, se forzó aún más, la cabeza le dolía y sentía que los oídos comenzaban a zumbarle; ahora recorría el pasillo de una iglesia dirigiéndose hacia el altar, él estaba de espaldas, todo comenzó a ponerse borroso, pero se obligó a seguir en ese sueño; el hombre del altar se giró y cuando vio su rostro sintió un enorme alivio, era él.

En todos los escenarios que se obligó a imaginar estaba él, todos y cada uno de esos momentos los compartía con Christopher.

###: ¿Roberta?...

Abrió los ojos y se encontró con el hombre que revoluciona completamente su corazón y su cuerpo, sonrió débil y la ver su rostro de preocupación bajó la mirada percatándose que una gota de sangre caía en el dorso de su mano.

Él estaba asustado, su nariz sangraba y sus mejillas estaban pálidas.

Christopher: ¿estás bien?...- se acercó a ella y cuando Roberta negó apenas y tuvo tiempo de sostenerla antes de que su inerte cuerpo tocara el suelo.

Christopher: Roberta... - tomo su rostro- mírame Roberta... abre los ojos...

Ella no reaccionaba y él la levantó en sus brazos y caminó lo más rápido que pudo hacia la casa. Aquella noche cruzó por su mente, la noche en que ella casi muere y la noche en que todo en su vida se salió de control.

Para su fortuna Poncho se encontraba merendando en la cocina junto a Maite y Christian, al verlo entrar con Roberta en sus brazos todos se levantaron.

Christian: ¿Qué pasó?...

Christopher: no lo sé, la encontré sangrando y después se desmayó- Poncho se acercó y colocó sus dedos en su cuello buscando el palpitar de su corazón.

Se aterró cuando pensó que la posibilidad de que su corazón dejara de latir estaba presente en la mente de Poncho.

Christopher lo miró asustado y cuando vio que Alfonso asintió sintió que la pequeña ilusión regresó a él.

Poncho: llévala a la habitación, buscaré mis cosas- asintió y segundos después Alfonso salió corriendo en busca de sus instrumentos médicos.

Subió las escaleras y entró a la habitación para después dejarla delicadamente sobre la cama.

Christopher: no me puedes dejar justo ahora... soy egoísta y no me importa, pero no quiero perderte.

El sol comenzaba a salir y ella despertó con la vista nublada y un agudo dolor de cabeza, buscó a su alrededor y se encontró de nuevo con aquella habitación que tanta seguridad le daba.

Trató de moverse pero algo en su mano izquierda se lo impedía, volteó hacia ese sitio y sonrió al encontrarse con Christopher dormido junto a la cama sujetando su mano como buscando que ella no se marchara de su lado.

Destino ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora