Capítulo 14

639 75 6
                                    


Abrió los ojos y se encontró en una habitación muy elegante rodeada de cuadros y pantallas con bellas modelos vestidas de novia.

Fijo la vista al frente y pudo ver el faldón amplio y esponjado de un hermoso vestido, tenía pequeños brillos plateados adornando la falda, y delicadas piedras esparcidas en el corsé, aquel era el vestido digno de una portada, era realmente precioso.

Levantó la vista y su sangre se heló al ver quién portaba tan hermoso vestido, ella estaba frente a un enorme espejo que dejaba ver su cuerpo completamente, observó su rostro levemente maquillado y su cabello recogido y ordenado en una coleta.

La puerta se abrió a sus espaldas y cuando se giró la habitación ya no era la misma, ahora estaba en una habitación aún más grande junto a una cama enorme y elegante.

###: ya está todo listo para su boda señorita...

Abrió los ojos de golpe, su corazón estaba a tope y sudaba helado debido a aquella revelación, sin embargo sonrió un inmenso alivio al darse cuenta que estaba en la hacienda de Christopher, más concretamente en su habitación.

Esa hacienda se había convertido en su refugio, ahí se sentía a salvo y aunque no sabía porqué, estaba segura que jamás en su vida había sentido tanta paz como en aquel sitio.

Se vistió y salió de la habitación casi corriendo, cuando llegó a la cocina encontró a Carmen y a Poncho desayunando.

Carmen: hola linda... ¿Cómo estás?

Roberta: bien heee... ¿Christopher ya se fue?.

Poncho: Rob... ¿sabes qué hora es?- ella negó- son casi las siete... Christopher no comienza tan temprano, sobre todo los viernes.

Carmen: si... pero ya no debe tardar en bajar... siéntate cariño, te serviré el desayuno.

Ella se sentó en el lugar libre junto a Poncho y segundos después Carmen le llevó un plato repleto con su delicioso desayuno. Roberta la miró y Carmen sonrió.

Carmen: no me mires así cielo... el desayuno es la comida más importante del día y tú todavía necesitas muchas vitaminas.

Poncho: hazle caso, es cierto... además acabo de comer prácticamente el doble que tú...- susurró sonriendo y se levantó tomando su plato.

Carmen: ¿quieres algo más mi niño?- dijo tomando el plato de sus manos.

Poncho: no muchas gracias nana... mi camioneta es apenas para tonelada y media, pronto no podrá conmigo- dijo sonriendo.

Carmen: ¿Qué dices?... si tú estás muy delgado... igual que Christopher y...

Christopher: hablando mal de mí tan temprano.

Apareció en la cocina con su singular sonrisa en los labios.

Apenas escuchar el sonido de su voz el corazón de Roberta revolucionó en medio segundo.

Christopher: buenos días...- saludó a la anciana y a su amigo, miró a la pelirroja y le sonrió buscando que ella le respondiera de alguna manera, pero no fue así, Roberta simplemente desvió la mirada y miró al piso apenada.

Maite: ¡buenos días!- entró tarareando y bailoteando por la cocina.

Poncho: vaya, un poquito más de alegría y exageras.

Maite: Ponchito no todos estamos tan amargados como tú... deberías buscar a alguien que te alegre el día...

Christopher: o la noche...- susurró antes de beber su taza de café.

Destino ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora