capitulo 21

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Termino el examen antes que Meg, así que sin que el profesor se dé cuenta le paso un papelito diciéndole que la espero afuera. Me acerco hasta el escritorio del profesor sin querer realmente, tenerlo cerca me enferma.

El profesor Gabriel levanta su cabeza al escuchar mis pasos y al ver de quien se trata en su cara aparece una pequeña sonrisa teñida de maldad.

-Señorita Adabella- dice mientras se levanta de su silla y le da la vuelta al escritorio quedando más cerca de mí, no tanto como para que los demás sospechen algo, pero lo suficiente para que no escuchen nada de lo que me dice- espero que haya estudiado muy bien porque no pienso tener ni un poco de compasión a la hora de calificar su examen. A no ser que quiera realizar una actividad extra para reforzar su nota- siento como la bilis sube por mi garganta y como las lágrimas de rabia pican por la necesidad de salir de mis ojos.

-Créame Profesor Gabriel, no tendré la necesidad de realizar esa actividad, estoy muy conforme con mis respuestas- me alejo unos pasos, pero regreso nuevamente para decirle una cosa más- y profesor Gabriel, espero que sea muy profesional a la hora de calificar el examen, no me gustaría tener que ir a la oficina del rector para contarle mi inconformidad.

Se que suena un poco a chantaje, pero no lo es. Aunque más tarde luego de contárselo a Meg voy a ir a la oficina de rector, igual quería dejarle en claro al Profesor Gabriel que no estaba dispuesta a ser manipulada por, ni mucho menos aceptar una nota que no merezco solo porque no quiero tener sexo con él.

Luego de 10 minutos Meg sale con una sonrisa plasmada en la cara, sonrisa que me contagia al verla tan feliz.

- ¡Me fue genial!

-Me alegra mucho Meg, espero que a mí también me vaya genial.

-Seguro que si

Las dos empezamos a caminar hacia la salida de la universidad en un silencio que no resulta incómodo, sino que me ayuda a pensar y reflexionar sobre cómo le voy a contar a Meg.

Como el carro de Meg aún se encuentra en mi casa nos montamos en el mío y arranco hacia esta.

Subimos primero por Maxi y después entramos a mi apartamento. Meg se tira a unos de los sofás que se encuentran en mi sala, mientras yo sirvo la comida de maxi en un recipiente y en otro un poco de agua.

Saco de mi nevera dos Coca-Colas frías, le entrego una a Meg mientras me siento en mi mueble para una sola persona. Me asusta la reacción que vaya a tener ella, pero me asusta más que se entere por otros medios que no sea yo.

-Meg... no sé cómo decirte esto, me asusta mucha la reacción que vayas a tener y más me asusta que talvez esto te afecte mucho emocionalmente.

-No te puedo prometer que me dará igual porque no sé qué tan grave sea lo que vayas a contar, lo que sí puedo prometer es que sea lo que sea no dejare que me hunda.

-Uno o dos días antes de irnos para la playa yo estaba en la universidad a punto de irme, pero me acorde de que había dejado unas cosas en el taller de pintura, así que regrese, cuando ya tenía mis textos el profesor Gabriel llego... empezó a decirme cosas y luego me cogió a la fuerza al ver que yo me quería ir. Me beso a la fuerza y yo para defenderme le mordí la lengua lo que ocasiono que el me pegara una cachetada, después de eso yo le pegué con mi rodilla y salí corriendo de ahí.

Durante todo el relato mi cabeza estuvo mirando el suelo así que la levanto para saber cómo esta Meg. Sus manos están hechas puños, sus dientes están mordiendo su labio, sus ojos se encuentran cerrados y una lagrima solitaria se desliza por su mejilla.

Sus ojos se abren y miran directamente a los míos, su mano seca con rabia la lágrima y abre la boca para hablar, pero durante unos largos segundos nada sale de ella.

-Lo siento tanto Bella, no sé qué decir. Me siento tan estúpida, no entiendo cómo me pudo gustar ese bastardo. ¡lo voy a matar, maldito hijo de perra!

Su voz destila tanta rabia que por un momento creo que realmente Meg sería capaz de matarlo.

-No tienes la culpa de nada Meg, ni tampoco tienes porque disculparte, tu no hiciste nada y tampoco tenías que saber lo que paso por esa retorcida mente.

Los ojos de Meg se vuelven a inundar en lágrimas, pero no deja que ninguna salga. Se levanta del sofá y se acerca hacia donde estoy para abrazarme.

- ¿Qué vas a hacer? - me pregunta luego de separarse de mí y tomar asiento nuevamente

-Mas tarde voy a ir donde el rector para que revisemos las cámaras de seguridad

-Si no te molesta, me gustaría acompañarte

-No hay ningún problema. Cambiando de tema, ¿Qué paso entre tú y Alex?

Nada más terminar de decir el nombre de Alex la cara de Meg se pone completamente roja.

-Oye... Como que deberíamos de irnos yendo ¿no crees?

Sonrió mientras asiento con mi cabeza y nos paramos para salir de la casa, le doy una última mirada a Maxi y cierro la puerta.

Dejo que por el momento Meg no me responda, pero que ni crea que se ha salvado de mi interrogatorio. 

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