capitulo 29

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Por precaución guardo el celular a un lado de el cuchillo con mucho cuidado de que Gabriel no sé de cuenta.

- Gira a la derecha, para en el siguiente callejón. Iremos a pie a partir de ahora.

Miro a mi alrededor buscando una ruta de escape, pero todo lo que me encuentro es una carretera desolada entre mucho pinos.

Cuándo paro el auto Gabriel bajo de primero sin dejar de apuntarme con el arma, dejo las llaves pegadas al carro.
Al indica que me baje, lo hago con mucho cuidado de no lastimarme con el cuchillo. 

Camino adelante de él, mientras el arma sigue apuntando en mi espalda, entramos a uno de los edificios que estaban al lado de callejón.

Su olor es desagradable y pica en mis ojos. El deterioro es notorio en sus paredes.  Gabriel me empuja hasta una silla de madera que se encuentra en una de las salas contiguas a la entrada.

Al sentarme coje mis manos y las estira para amarrarlas, después separa mis pies y los pone en cada pata de la silla para hacer el mismo procedimiento que con las manos solo que esta vez sujetandolos de la silla.

Sus manos empiezan a subir por mis piernas y se detienen antes de llegar a mi zona íntima. El asco que me produce su toque genera arcadas.

-¡Dios! Voy a disfrutar mucho todo lo que haré contigo- sin poder evitarlo le escupo en la cara- maldita perra, no debiste hacer eso- su mano impacta contra mi mejilla, repite el procedimiento con mi otra mejilla.

¡Mierda! Cómo duele, el sabor metálico de la sangre hace su presencia en mi boca y vuelvo a escupir en su cara.

Se limpia con una terrorífica calma antes de agarrarme un pecho y apretarlo muy fuerte. Las lágrimas saltan sin poder evitarlo, pero siento mucho frío y verdadero terror al sentir sus manos en el borde de mi camisa.

-¡PERO QUE MIERDA!- Gabriel saca el cuchillo y el celular de mi pantalón antes de tirar el último al suelo y destruirlo con su pie. Es mi fin.

Tira también el cuchillo antes de empezar a golpearme el abdomen, la cara y todo mi cuerpo.
El dolor recorre todo mi cuerpo y las lágrimas cubren mis mejillas.

>> ¡VAMOS MALDITA ZORRA!¡ESCUPE DE NUEVO!YA NO TE CREES TAN VALIENTE SIN TU CUCHILLO ¿NO?

los golpes continuaron unos minutos más, todo mi cuerpo se sentía mallagado y uno de mis ojos se estaba hinchando rápidamente.

>>¿Sabes? Esperaba disfrutar unos días contigo, pero dado las situaciones y que quien sabe que hablaras hecho con ese celular, me temo que tendré que adelantar nuestros planes. Voy a disfrutar de ti y como voy a asesinarte. Por ahora iré a dormir un rato.
No quiero oírte gritar. Para empezar es inútil y si lo haces arrancaré cada uno de tus dientes.

Cuándo lo veo salir empiezo a llorar con mucha impotencia pero solo me lo permito un momento antes de reaccionar.

Necesito una salida, me niego a morir en mando de ese hijo de perra. Con el ojo que me queda completamente bien recorro la estancia buscando algo, hasta que los veo. El cuchillo estaba a tan solo unos centímetros de mi.

Estiró mi cuerpo con mucho esfuerzo hacia adelante tratando de que mis manos rozaran el cuchillo pero sigue estando lejos de mi alcance.

Me impulso más hasta que logro hacer colisionar mi cuerpo contra el suelo, rezo e imploro porque el mínimo sonido no despierte a Gabriel.
Después de unos minutos de incertidumbre y espera, al ver que no aparecía empecé a arrastrarme hasta lograr llegar al cuchillo.

Sentir el frío contra la piel de mis manos hizo que una nueva brecha de esperanza naciera en mi interior.

Con cuidado y realmente no entendí como lo logré desate mis piernas de la silla lo que permitió que pudiera levantarme del suelo. El dolor fue como una  descarga por todo mi cuerpo.

Cogí el cuchillo de forma que apuntara hacia mí pero con parte afilada mirando hacia arriba y lo introduje por el medio de las cuerdas y empecé a moverlo para cortar la cuerda.

Se sentía frustrada después de varios minutos haciéndolo y sin resultado alguno, la mano ya le dolía y no sabía cuánto duraría en despertar Gabriel.

Pero no pensaba rendirse, había logrado bastante y se negaba a permitir que ese desgraciado hijo de puta le pusiera un dedo encima.
Lo logro, después de casi 10 minutos o más, logro cortar la cuerda que Le tenía las manos atadas.

Sabía que debía darse prisa así que con sumo cuidado de no hacer ningún ruido empezó a caminar hacia la salida.
Todo el sentimiento de alegría que empezaba a recorrerla cuando vio de nuevo la calle y sentir la libertad en la punta de los dedos se esfumó en cuestión de segúndos.

-Increible, para ser una zorra insignificante causas muchos problemas.

Capitulo nuevo!!!! No creerían que los iba a dejar más días esperando actualización .
Los quiero mucho y comenten me gustaría leerlos más. Talvez y así actualicé más rápido (no es chantaje... Para nada)
Ah... También pueden votar, digo si quieren .


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