Yo...

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Mientras Sasuke tenía una extraña charla con una mujer anciana.
Una linda pelirrosa se paseaba por el bello lugar donde hace un rato esperaba a su compañero.
Tan curiosa; cual gato pequeño, se encontraba caminando de un lado a otro observando todo con sumo detalle. Al parecer aquel pequeño pueblo había capturado su atención muy fácil y no saldría de él sin antes explorarlo.

Era apenas medio día y la ojijade ya había recorrido casi todo el pueblo. Sencillamente era hermoso, pequeño pero fantástico.

Finalmente la pelirosa entró en una peculiar tienda de ropa, fue solo por curiosidad pero no se arrepentía de haber entrado.
Encontró ahí un lindo poncho color marrón claro.

-Buenas tardes señorita, ¿busca algo en especial?- habló una ancianita de una edad algo avanzada.

-oh, pues...cree que este poncho le quede a un joven de unos 18-19 años, mas o menos así de alto- hizo un ademán con la mano indicando más o menos una altura de 1 m 80 centímetros.

-Oh que alto debe ser, pero a ver dejame ver- sostuvo el poncho en sus manos.
-Claro que si, justamente es para esa edad- revisó la anciana.

-Bien, lo quiero- habló risueña la pelirosa, con un ligero rubor en las mejillas y un brilló en los ojos que más bien asemejaban a dos esmeraldas brillando en su rostro.

Tal acción conmovió tanto a la señora que simplemente respondió.

-Es tuyo chiquilla- respondió con otra sonrisa la anciana.

-Pero, no, voy a pagar por él- hablo nerviosa la Haruno.

-Yo creo que ese amor tuyo vale más que un simple poncho. Tomalo niña- la sonrisa de la anciana era tan dulce.

-No, de verdad, pagaré por él, tomé...- fue interrumpida.

-Me recuerdas tanto a mi, cuando me enamoré de mi esposo- habló la mujer mayor sorprendiendo a la menor.
-Así como tu sonríes cuando piensas en él, yo sonreía de la misma manera al pensar en mi esposo. Es un obsequió. Tomalo linda- ofreció amable la mujer.

-Pero...- Sakura vio la tierna sonrisa de la señora y simplemente cayó en su ternura aceptando el obsequió. Le conmovió tanto escuchar que su amor por el azabache se notaba con solo su mirada al pronunciar su nombre.
-De verdad muchas gracias señora no tengo como pagar su generosidad- dijo la pelirosa con un tono amigable.

-Bueno ya te lo dije es un obs...- la mujer adulta cayó sobre sus rodillas tras un fuerte dolor en un costado del pecho.

-Oiga, ¿Esta bien?- preguntó asustada la pelirosa levantando a la anciana.

-Si, es solo...- de nuevo el dolor, este vez antes de caer fue salvada por las delicadas manos de la joven ojijade. Suavemente dejó a la mujer en el piso recostándola.

-Permitame voy a...- la pelirosa despojó a la anciana de la manta que la cubría dejando su holgado y largo vestido.

-Que haces niña. Ningún doctor en la aldea me ha podido sanar- confesó la mujer.

-Descuide, soy ninja médico- sonrió la joven sacando algunos de sus objetos en su mochila.

-¿Una ninja?¿De casualidad no eres Haruno Sakura?- pregunto curiosa la anciana observando con extrema curiosidad el rostro de la chica.

-La misma que tiene enfrente, disculpeme él atrevimiento esto no dolerá nada, se lo aseguro- habló contenta la joven.

Concentro chakra en sus manos haciendo que al rededor de estas apareciera la característica aura verde que radiaban los ninjas médico al trabajar.
La anciana solo miraba con curiosidad al mismo tiempo que su dolor desaparecía por completo. Y como si de una niña pequeña se tratara sonrió agradecida a la pelirosa.

-Listo ya está, ¿puede estar de pié?- sostuvo a la mujer ayudándola a ponerse de pie.

-Él, él dolor sanó, ¡Ya no duele!- gritó de alegría la mujer.
-Niña, te debo la vida, de no ser por ti, esta enfermedad hubiese terminado con mi vida- tomó las manos de la chica.

-Descuide, para esto fui entrenada- habló restándole importancia a tal alagó. Claro que sin ofender a la mujer.

-Lady Tsunade, hizo un gran trabajo con usted señorita, mire que darle fuerza a toda una alianza de ninjas. Estoy agradecida con usted.- habló llorando de felicidad.

-Bueno, yo solo ayude a mi mejor amigo, Naruto.- sonrió

-Le debo mucho señorita- comento la mujer limpiándose las lágrimas.

-Descuide, solo viva y ame a su esposó- sonrió

-Siempre lo he hecho- le regresó la sonrisa.

...

Sakura salió de esa tienda con una inmensa alegría, pues haber sido reconocida por su fuerza por esa mujer la había hecho sentir una gran persona.

Había pasado ya una hora y la pelirosa regresó al mismo lugar de cuando llegó. Estaba más adornado lo cual le daba curiosidad.

-Hola lindo cerezo- 

-¡Ah!- reacciono la joven volteando a ver al sujeto que claramente se dirijia a ella.
-Ah...Hola...- hizo una pausa esperando a que el chico el dijera su nombre.

-Me llamo Nao, Aoyama Nao- extendió su mano y sakura la estrecho.
-Sakura ¿verdad?-

-Hai- respondió tímida.

-Oye hoy en la tarde habrá un festival, del día del amor. ¿Te gustaría...?-

-Ah, pues. Es que yo....vengó con....- trato de no sonar tan mal.

-Si, si...tu amigo- dijo con flojera.
-Bueno si te animas, yo estaré en aquella tienda, solo por si no tienes con quien ir- le tocó la nariz suavemente.

-Eh...yo...- no sabía bien que responder hasta que simplemente respondió:
-De acuerdo-

Un viaje juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora