XVII.

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CAPÍTULO XVII.

 

-          Bien, eso es todo – finalizó la del pelo largo.

Todos se dispersaron hacia sus respectivos camarotes pensando en el plan propuesto que actuarían en tres míseros días. Cuando Laia intentó entrar en el camarote 23, alguien coge su brazo. Cuando se gira, ve a Tristan que tiene la cabeza gacha.

-          ¿Podemos hablar un segundo? – le preguntó.

Laia sonrió.

-          Claro, vamos.

Tras un largo rato mirando un sitio adecuado para hablar, encontraron una sala pequeña en que había un cartel: “sólo personal autorizado”. Tristan miró que no viniera alguien y desenganchó el pequeño cartel y se lo escondió en su bolsillo derecho del pantalón.

-          Ups, parece que ya se puede entrar – se burló él abriendo la puerta.

Laia soltó una carcajada y también entró. La sala era pequeña y estaba llena de materiales de limpieza: escobas, fregonas, trapos, cubos, productos químicos, etc. Laia se sentó en una silla casera, era un cubo del revés.

-          ¿De qué quieres hablar, papagayo? Es extraño que me lo pidas.

Sin pensárselo dos veces, él preguntó.

-          ¿Te gusta Connor?

Tris, mientras esperaba la respuesta, empezó a repasar cada rincón de esa sala y a toquetearlo todo.

-          ¿¡Qué?! ¡No!

-          No me lo niegues, os vi besaros. – continuaba sin mirarla.

-          Fue un error. Además, ¿qué coño te importa?

Tristan posó su dedo índice en los labios de Laia.

-          Shh, ese vocabulario. – dijo sensualmente.

Cada vez, el muchacho se acercaba a ella y la chica le miraba la posición de los labios. Pero recapacitó y se echó para atrás.

-          ¿Qué haces? – le preguntó ella muy nerviosa y roja.

Sonrió de lado y la repasó con la mirada descaradamente, incomodando aún más a Laia.

-          Comprobar si él te gusta o no – le guiñó el ojo.

El cuerpo de ella prácticamente se llenó de rabia y mantuvo sus impulsos para no darle un bofetón.

-          ¡Eres un imbécil!

-          No – soltó serio – Sólo quiero advertirte que vayas con cuidado. Connor es muy buena persona, pero a veces puede ser muy… - se acercó hasta el oído de ella y susurró:- impulsivo.

Dicho esto, se giró para marcharse, pero Laia, muerta de la vergüenza, obligó a que se girase de nuevo.

-          ¿Podrías parar de actuar de manera tan fría conmigo? No me gusta. Háblame como lo haces a Rachel, bien, hasta cariñosamente… - tragó saliva y miró el suelo - ¿te gusta ella?

Tris miró hacia la puerta y negó con la cabeza. Observó a Laia y le regaló una amplia sonrisa, mostrando sus bellos dientes blancos y se fue. Laia se quedó sin habla; era la primera vez que le sonreía. 

If only you were mine... |The Vamps|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora