XXVIII.

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CAPÍTULO XXVIII. (Maratón 4/5)

“He renunciado al amor, Bradley”. Las palabras de Rachel resonaban en la cabeza del castaño, una y otra vez, destrozándole cada vez que volvía a pensar en ella.

-          ¡Joder! – gritó con todas sus fuerzas en su camarote.

Justo en ese momento, entraron Laia y Tristan carcajeándose por algo, pero pronto les cambió la cara al ver a Brad tan chafado y decaído, apoyado en sus rodillas.

-          ¿Bradley? ¿Estás bien? – preguntó Laia acercándose a él para después sentarse al lado de él.

-          Mi vida es una mierda – respondió resoplando.

Laia le acarició la espalda para calmarlo.

-          No es una mierda. Mírate – le animó ella – has cumplido tu sueño con tus tres mejores amigos. No te quejes por sólo una chica, Brad. ¿Qué te ha dicho para que estés así?

-          Eso ya lo sé, Laia, pero ya me has entendido – hubo una pausa – me ha dicho que ha renunciado al amor – lo último lo dijo con dolor.

Tris cogió una silla y se sentó delante de ellos.

-          ¿Y de verdad de la crees? – cuestionó con una ceja levantada. – Muchas mujeres dicen esto, pero luego es mentira.

-          Tris tiene razón – le ayudó Laia – Yo había renunciado a él y Rachel se burlaba de mí por eso, por nunca dar mi primer beso y todo eso, pero ahora las cosas han cambiado y creo en el amor. Nadie puede vivir sin él y, cuando ella se dé cuenta porque ahora está dolida por lo de Chad, tú tienes que estará allí para conquistarla, para hacerla sonreír de nueva. Brad, ella te merece – le sonrió – Y es la primera vez que siento buenas vibraciones, los otros novios de Rach eran unos bastardos, pero tú puedes hacer que viva su historia de amor.

Brad la miraba con admiración; le estaba dando ánimos para luchar de nueva. Y, con una sonrisa de oreja a oreja, abrazó a Laia.

-          Gracias, muchas gracias – le dijo emocionado, feliz. – Capitán Simpson de nuevo al ataque – soltó cuando se separó.

Los dos presentes rieron.

-          Creo que Rach es una bruja y me ha hipnotizado con sus encantos, nunca me había pasado esto con ninguna chica… - suspiró enamorado.

-          Siempre hay una primera vez para todo, tío – le dijo Tristan sonriendo.

-          Bueno, chicos, me voy – se despidió Laia.

Y dejó solos a los dos muchachos, cada uno con la vista perdida en la pared blanca que tenían enfrente.

-          Ha dicho que no había besado a nadie, ¿verdad? Y que no creía en el amor hasta ahora.

-          Así es, Tris. ¿Por?

-          Nada – él entró en el baño.

Se miró en el espejo apoyándose en el lavamanos del servicio y, con mucha rabia, dio un puñetazo en la pared, haciendo que cada nudillo de su mano derecha crujiera dolorosamente, pero era algo que en ese momento no le preocupaba al rubio.

Pronto llamaron la puerta.

-          ¿¡Tris?! ¿Te encuentras bien? ¿Qué ha pasado? – hubo silencio, pero su amigo siguió insistiendo - ¡Tris! ¡Ábreme!

-          Nada, Brad, estoy bien, sólo que había un mosquito y lo he matado – mintió con algo de sarcasmo – Ojalá fuera eso… - lo último lo susurró.

-          Está bien – no sonó muy convencido.

Tris escuchó los pasos de Bradley alejarse de la puerta y él apoyó su espalda en la puerta, deslizándose por ésta hasta caer al suelo, mirando el techo.

-          Connor – soltó furioso. 

If only you were mine... |The Vamps|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora