XIV.

506 38 11
                                    

CAPÍTULO XIV.

Bradley salió del camarote 23 con una hermosa sonrisa en la cara; se lo pasaba demasiado bien al lado de Rachel. Además, cumpliría la promesa que le hizo a Laia: la conquistaría. Puede que él también quede enamorado…

-          ¿Bradley?

El llamado se giró y vio a Connor con Laia. Su amigo levantó repetidas veces las cejas y señaló el camarote de Rachel y Laia. Brad se sonrojó y negó con la cabeza. Los presentes rieron y el castaño desapareció de allí, quedando sólo Laia y Connor. Hora de la despedida.

-          Gracias por acompañarme, Con. Lo único que ha sido raro porque sólo han sido unos pasos – frunció el ceño y Connor rió con dulzura – Igualmente, te lo agradezco.

-          No es nada, me he sentido halagado cuando me has pedido que te acompañara – sonrió.

-          Hombre, no se lo iba a pedir a Tris… - rodó los ojos y Connor se carcajeó. – Ya te dejo ser libre.

-          Me gusta hablar contigo, Laia.

La chica abrió los ojos sorprendida.       

-          Y-y a mí contigo.

-          Bueno, me voy ya – dijo rápidamente Connor ya que la conversación se estaba volviendo incómoda.

Connor se giró, pero Laia cogió su brazó y lo volvió a la misma posición que antes.

-          Déjame compensarte por lo menos – sonrió ella.

Connor asintió. Laia empezó a acercarse a la mejilla del chico, pero en un rápido movimiento, rozó los labios de él. Un color carmín se hizo presente en las mejillas de Laia y se separó al instante. Connor se había girado sin querer – eso era lo que pensaba Laia, pero en realidad fue aposta – y se dieron un beso tímido.

-          Lo-lo- lo siento – empezó a balbucear ella sin mirarlo a los ojos – No quería…

-          Tranquila, ha sido mi culpa. Perdona. – volvió a girarse y terminó la frase: - Gracias por el regalo – le guiñó el ojo.

Laia, quién estaba roja como un tomate, entró en el camarote. Ese había sido su primer beso, y no se arrepentía que el primero fuera uno robado por Connor. Tocó sus delgados labios y sonrió.

Connor se dirigía a su camarote cuando se encontró a Tristan en el pasillo mirándole mal con los brazos cruzados. Agachó la mirada e intentó dejarlo, pero cuando fue a pasar por su lado, él lo jaló del brazo.

-          ¿Qué ha significado esa escenita? – preguntó con algo de rabia.

El más pequeño se encogió de hombros e intentó continuar el camino, pero aún se lo impedía el más alto.

-          Nada, Tris, nada. Siempre quieres saberlo todo – suspiró Connor.

-          Eres mi amigo, Con.

-          Pero no por eso tengo que contarte todo – lo fulminó con la mirada.

Cuando Connor consiguió pasar, Tris le preguntó:

-          No fue sin querer, ¿cierto?

El bajito paró de caminar y sonrió.

-          No, y no me arrepiento.

Volvió a caminar y entró en el camarote 30. Tris se quedó mirando esa puerta, la de Laia, hasta que decidió que era hora de dormir. 

If only you were mine... |The Vamps|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora