Kyle une sus labios con los míos, tira el hielo, olvidándolo por completo, y se dispone a subirse sobre mí. Hay muchas señales para desconfiar, pero las ignoro y lo dejo besarme.
Desata los botones de mi chaleco lentamente, mostrando el pequeño top negro que llevo, sus manos bajan a rozar la piel de mi cintura.
—Dasha, con solo tocarte un poco, me haces sentir el hombre más afortunado del mundo —exclama acalorado y chuponea mi cuello.
Me río.
—Para hombre, ni que estuvieramos casados.
—Quizás es el destino —me besa otra vez.
Detesto lo cursi y me molesta que de una forma minuciosa, controle toda la situación. No creo que lo haga de manera inconsciente, él sabe perfectamente las acciones que ejecuta. Él las piensa con claridad, sin dejar rastro a la duda y eso confunde.
Toca cada parte de mi piel y me pierdo en el momento. Debería dejar de analizar todo cuando estoy teniendo sexo, pero es inevitable para mí, nunca confío en nada ni nadie. Kyle baja mis bragas y hago un gesto de dolor al mover mi pie enyesado.
—Lo siento —se disculpa.
Sonrío.
—Se suponía que pondrías hielo en mi pie, pero tú no estás buscando nada frío aquí.
—Yo solo quiero que te sientas cómoda en tu nuevo apartamento —Me besa nuevamente —estrenar el sillón parece una buena opción —dice rozando mis labios.
—Perfecta elección —Lo abrazo por el cuello.
Agarra un preservativo de su bolsillo y abre el cierre de su pantalón, bajando su bóxer para ponérselo. Acto seguido enredo mis piernas en su cintura, incluso aunque aún tenga el yeso.
—No hagas esfuerzos, yo los haré por ti —me reprende pero segundo después se une a mí.
No sé que me molesta más, su cursilería o que intente controlarlo todo ¿Es que acaso no tiene un freno esa actitud?
Me muevo debajo de él y la transpiración comienza a crecer. Lo que no voy a negar, es que es bueno en esto, la pasión empieza a surgir. Hay que admitirlo, es genial en el sexo, lo aprovecharé al máximo cuando esté aburrida.
Al día siguiente, despierto en la cama del apartamento y el pelirrojo duerme abrazado a mí. Desde que recuerdo, siempre he despertado con algún tipo a mi lado, se me está haciendo costumbre. De todas formas, siempre ha sido negocio.
Intento levantarme del colchón, pero rápidamente cuando me aparto de Kyle, él me agarra del brazo.
—¿No dormías? —me río.
—No te levantes —dice serio —. Buscaré lo que necesites.
—Iba por un vaso de agua, pero no hace... —se levanta enseguida y va directo a la cocina —falta que vayas —completo la frase aunque ya se ha ido.
Sí, definitivamente el estado controlador me molesta más.
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Su último marido (R#8)
Mystery / ThrillerKyle Macgowan es el tipo de hombre que considera a las mujeres seres frágiles. ¿Qué pasará cuando el controlador y cursi irlandés conozca a una verdadera viuda negra? ¿Él también será una víctima o quizás guarde peores secretos que esa peligrosa m...