15. Noche de nupcias

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—Sí, acepto.

Esas palabras son tan banales, como mi interés en el amor. Es preferible la pasión y después, por supuesto, la ambición. Todo lo que me interesa en esta vida, es el valor material y el placer propio. Lo demás, nunca lo aprendí, ni planeo hacerlo.

Kyle me deposita sobre la cama de nuestra habitación, luego de subirme por las escaleras en sus brazos, en dirección hacia allí, y me besa con notable deseo, cuando mi espalda ya toca el colchón. Mi pie se ha vuelto insoportable y pareciera que no puedo hacer nada sin ayuda.

—Yo te cuido —aclara sosteniendo la pierna que tiene el yeso y vuelve a besarme —no te preocupes.

Tiene una obsesión con cuidar este tipo, debió haber estudiado para enfermero, en vez de ser un empresario. No importa, una vez que mi pie mejore, me desharé de él.

Mi cuerpo reacciona a su toque y me desconcentro en lo que estaba pensando. Analizar todo y hacer una buena estrategia, mientras tienes sexo es complicado, pero yo no voy a dejar de planear, porque el tipo quiera que le dé atención.

Jadeo debajo de él y siento el calor en todo mi cuerpo. Ya se deshizo de mi ropa por completo, sus ojos llenos de lujuria no dejan de mirarme y sus manos hacen el trabajo de lo que desea tocar.

—Mi esposa es hermosa en todos los sentidos posibles —Me vuelve a besar.

La cantidad de piropos que he oído en mis noches de nupcias serían imposibles de contar, pero este tipo no tiene lógica, ya que mi cuerpo muestra una cicatriz notable por el disparo que recibí.

Cuando termina de acariciarme, el ignorado Kyle, se quita lo que le estorba, abre mis piernas y sin esperar más, se une a mí. Me agarro fuerte de su camisa transpirada, cuando comienza a moverse y él aprovecha para chuponear mi cuello.

El imbécil se olvido del preservativo o es tan chapado a la antigua, que en la noche de bodas, quiere marcar territorio.

No importa, la cama rechina y lo dejo hacer lo que desea, luego me encargaré de su estupidez. Ahora que disfrute, porque después se le va a acabar la satisfacción.

El sudor se siente en el cuarto, se nota en las sábanas. La cama grande parece chica al nuestros cuerpos unirse, no hay espacio para otra cosa que no sea la pasión desenfrenada. La noche se nota infinita y mi cuerpo se convierte en suyo al estar a su merced, pero pronto voy a hacer que desee, nunca haber decidido tomarlo.

~~~

Despierto de dormir largo y tendido, entonces para mi sorpresa, mi acompañante no está a mi lado. Raro ¿Será siempre así en su casa? Bueno, mejor para mí. Debo comprar la pastilla del día después, antes de que tenga un problema.

—No te levantes —oigo cuando me inclino.

Mi esperanza se fue al tacho ¡Volvió el insoportable! ¿Qué quiere que este en cama todo el día este hombre? Ni hablar.

—¿Qué? —Bufo.

—Aquí tienes —Sonríe entregándome unas pastillas junto con un vaso de agua —. Las que te recetó el médico —Señala dos de estas y luego la tercera —y esta por el altercado —dice avergonzado refiriéndose al preservativo.

—¿Fuiste a comprar temprano? —Sonrío —Que atento.

Puaj, ya mátenlo de una vez, ah no esa soy yo quién debe hacerlo. Necesito paciencia hasta que mi pie se cure ¿Dónde la voy a encontrar? No lo sé.

Su último marido (R#8)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora