Su último marido (R#8)

56. La razón de existir

Kyle

Meses después.

Estoy recostado en la cama sucia de mi celda. Encontrarme encerrado es tan frustrante, moriré de tristeza, extrañando a mi mujer y al bebé. Dasha me abandonó, la extraño. Lo que me hace preguntar si realmente tuvo a nuestra criatura y si lo hizo, ¿es niño o niña? ¿Me dejara verlo? Estoy cayendo en el pozo de la negatividad, que lastimosa situación. La reja se abre y miro un segundo allí.

—Macgowan, eres libre —dice el guardia, aunque no me emociono.

Me levanto despacio, acomodo mi traje blanco, algo sucio por el tiempo. Con sinceridad en este tiempo, los otros reclusos me lo quisieron quitar porque es caro, pero yo les enseñé su lugar muy amablemente. Después de ese incidente me dieron una celda para mí solo y nadie se metió más conmigo. Tuve muy buen comportamiento. Salgo de la cárcel y no puedo creer lo que mis ojos están viendo. Ya ni pienso en mi traje y los recuerdos de este lugar, solo recuerdo lo que hice antes de entrar aquí, aquellas palabras resuenan en mi cabeza.

"¿Te casas conmigo? Tengo el mejor regalo de bodas para ti".

Sonrío.

—Hola —le digo a la mujer que tiene a un bebé, varoncito, en brazos —pensé que me odiabas.

—¿Sabés? Mi mente hizo un click cuando me salvaste del señor Collins —confiesa la castaña —estaba tan aturdida para entenderlo, me encontraba buscando una razón de existir, sin darme cuenta que ya la tenía en frente, algo simple y común —Mira al niño —. Una familia.

—Dasha, entonces...

Alza la vista y me interrumpe.

—Sí, intentemoslo —contesta a la proposición que le hice en la fábrica abandonada.

Tomo la manita del bebé.

—¿Cómo se llama?

—Eithan.

Todo es felicidad, aunque parezca muy cursi, hay que mantener este hermoso momento en el recuerdo. Primero porque la felicidad no dura para siempre y segundo porque aunque yo me convierta en su última marido, está historia no ha terminado, acaba de comenzar, ahora con nuestro hijo, Eithan.

El fin.