Su último marido (R#8)

39. No me importa morir

Dasha

Siento una cuerda en mi cuello, la cual no me deja respirar. Uno de los empleados de Brayton me quiere ahorcar con esta, mientras él me mira cómo si no le importará. Sus ojos verdes me observan, puedo notar que tiene la mirada pérdida. Sin ningún rastro de humanidad, como el mafioso que es.

Pone una silla y se sienta delante de mí. Un hombre apoya una mesa entre nosotros y otro coloca un documento encima de esta.

—Última oportunidad —dice el rubio —. Firma —expresa determinado sobre los papeles de divorcio.

—No —Forcejeo con la soga.

Frunce el ceño.

—¿Estás segura? Te vas a morir si no lo consideras.

—No me... —Me cuesta hablar —importa.

La soga cada vez está más apretada.

—Piensa en tu hijo.

Ja, lo sabe, que divertido.

—Sí... porque yo... cuidé muy bien a tu baby —me burlo del pasado dónde secuestre a su amante embarazada.

Niega moviendo la cabeza.

—No tienes remedio —Se levanta de su asiento —. Ya puedes matarla —le ordena a su empleado y empieza a irse.

Antes podía respirar al menos un poco, pero ahora ya me asfixio. La cuerda me lástima y me quedo sin aire. En definitiva es el momento de mi muerte.

Oigo un tiro, entonces la soga se suelta. Comienzo a toser y mirar el lugar aturdida. El hombre ha muerto. Alzo la vista, visualizando a Kyle.

—Tú... —expreso confundida.

¿Desde cuándo sabe disparar?

—Brayton Lovelace —exclama el pelirrojo observando a mi marido —te prohíbo asesinar a mi mujer.

—No es tu mujer —Se ríe el rubio —no debería ser la de nadie.

—Yo decidiré eso.

—Un apuesta arriesgada, sin embargo es imposible, porque no me firma el divorcio y yo no estoy muerto. Así que es un problema para ti, ya que no pienso morirme —Saca su revolver.

Genial, más armas. Mejor, ahora que están distraídos me largo. Que se peleen entre machos, yo me voy. Después me encargaré de las sogas que unen mis manos.