Criminal °Adrienette°

Capítulo 36: "Te amo"

Adrien

El reloj ya marcaban las 2:39 de la tarde, pronto para llegar a las tres de la tarde para el concurso de química y a las cuatro la reunión con mi padre.

Esperaba apoyado en la pared a la señorita de la fotocopiadora quien daba cuenta de los exámenes de matemáticas que le había pedido que imprimiese. Ansiaba visitar ayer a Marinette, como también quedarme con ella luego de haber dormido juntos, solo que debía concentrarse lo mejor posible para el día de hoy.

Después del concurso iría a visitarla, antes de ello llamaré a Lilith preguntándole si lograron ganarlo. Esa mujer me debía muchos favores por ayudarla con las sesiones de química, que no me desagradaron; no obstante, por ella tuve que aplazar los encargos de los exámenes y ahora estoy en fin de semana encerrado en el instituto.

-Aquí tiene sus copias, maestro Agreste. - La señorita se apoyó en la mesa dejando las copias a lado mío.

-Muchas gracias. 

Le respondí amablemente con una sonrisa, tomé las copias para revisar que no hayan fallas en ellas.

-Por cierto...

Escuché el chirrido del asiento al ser arrastrado y como la mujer se sentó en frente mío. Solo pude alzar mi cabeza para escucharla.

-¿Tienes algo que hacer esta noche? Planeaba ir al pub con otros colegas y te veo bastante estresado.

Recostó su escote encima del escritorio, una maniobra muy eficiente para coquetear con otra persona. Y sí, muchos no podían negarse al ver los exuberantes pechos que se traía.

-Lastimosamente más tarde tengo otros asuntos que atender, otro día será. - Respondí volviendo mi vista a las fichas.

Pude ver su cuerpo acercarse más. Esto era lo más estresante del trabajo, tener que rechazar a esta clase de chicas que son tercas en ese aspecto.

-Agreste, debes descansar un rato. ¿O prefieres ir a otro lugar en la noche?

Me estaba acorralando, joder. Desde hace un tiempo que no andaba para estos ligues, desde la última vez que vi a Lila y me mandó al diablo por detenerla cuando le daría una bofetada a Marinette. Desde ese día no he podido despegar los ojos de aquella estudiante con ojos azules.

Sentí que dos manos tocar mis hombros, sacándome de mis pensamientos. No quise ver porque era la señorita que ahora no se encontraba delante mío, sino detrás tratando de conseguir que aceptara su oferta. Podía notarlo por la cantidad de colonia que se ponía, no me gustaba ese aroma artificial, su olor era demasiado potente.

-¿No quieres divertirte, Agreste? 

Susurraba en mi oído, y su parte delantera acariciaba mi espalda. Algunas veces deseaba no ser un hombre con este semblante atractivo, tener que rechazar a tantas mujeres a lo largo de estos años es realmente agotador.

-DISCULPA, VOY A PASAAAAR.

Las manos de la señorita de quien ni si quiera me acuerdo su nombre ya no se estaban aferrando a mí, giré mi cabeza y vi como esta era empujada por una montaña de hojas que alguien trasladaba.