Fin de semana... Que gran viernes es el día de hoy, me levanté con muchos ánimos, más que de costumbre. Estaba metida en muchos libros y cuadernos, los rayos del sol me despertaron y fue cuando recordé, la llamada que Adrien me hizo anoche.
Grité de la felicidad después de cortar, sentía que una vez más yo profundicé con él, me acerqué más a él y simplemente no contuve la alegría. Mi maestro me prometió terminar con el asunto de Lilith, estoy segura que lo hará, al escucharlo noté que estaba agotado de toda esta farsa y quien sabe, tal vez quería estar más tiempo a mi lado.
Más tiempo a mi lado, no... Me tapé el rostro con un cojín y di vueltas en el piso. Me emociona, pero a la vez me preocupa, ¿qué clase de relación tengo con Adrien? aún no declaro mis sentimientos, por ello no espero muchas cosas. Al principio sentí que todo era un juego, sus coqueteos, todo; sin embargo, ahora que sé más cosas de él, se volvió más sincero, también ya no realiza acciones tipo mujeriego que al inicio trataba de hacer conmigo; era mucho más dulce y tierno cuando me abrazaba. Desde que pude conocer más de él, no dejaba de pensarlo.
Al igual que todas las mañanas de los días de semana, alisté mi mochila con mis tareas, ayer me quedé hasta muy tarde realizándolas. Me puse mi uniforme, y este día tenía ganas de arreglarme. Fui al baño corriendo para ponerme una amarrarme el cabello en dos colas y dejarme caer el flequillo, maquillaje ni en pedo me lo pongo; solo para ocasiones extra-especiales.
Con mi cabello amarrado, estaba segura que estaba lo suficientemente arreglada, y es que es verdad, cuando iba a la prepa y secundaria en los anteriores años, era un milagro que cepillara mi cabello en ese entonces largo. Canturreando de un lado a otro, guardé mi almuerzo en la mochila, un almuerzo simple que hice ayer en la noche luego de conversar con mi maestro. Arroz con pollo frito, fácil de hacer y delicioso.
Lista, salí de mi apartamento. Pasé por el apartamento de Adrien, solo que siempre salía temprano, es un maestro después de todo. Nunca me sentí tan regocijada de ir al instituto, este día iba a ser bueno, lo veía venir.
Llegando al instituto, justo en la entrada, vi que Lilith estaba recibiendo a los alumnos. Tengo que mantener compostura después del día de ayer, la saludaré normalmente y haré como si entre nosotras nunca pasó nada. Me aferré a mi bolso y en pasos pequeños llegué a su costado.
-Buenos días, profesora Lil-
Lilith volteó su rostro enseguida, parecía una niña ignorándome.
Suspiré, ¿qué más podía hacer?, me volteé para seguir mi recorrido. Era obvio que ella no quisiera verme ni en papel pintado, le dije la verdad, que podía ser cruda; no obstante, era la verdad. Que si ella no podía apoyar a Adrien, yo lo haría.
Lo que de pronto me dio un escalofrío... Lo que le dije ayer sobre él fue un tipo de confesión, si mi maestro se llega a enterar de lo que mencioné, ¡estoy acabada!. Tal vez ella se lo diga en su modo vengativo, debí ser más discreta.
Joder, ya que va, si se lo llega a decir, solo tendría que afirmarselo y ver como se dan las cosas. Subí a mi salón, en donde todos ya estaban ahí y era la última en llegar; en la primera hora tenemos matemáticas, justo con Adrien. Mi corazón se saltó, se me olvidó, y al recordarlo no ocultaba los nervios.
-¿Lista para la clase de matemáticas? - Alya se abalanzó encima mío.
-¡Alya! - Me atrapó por sorpresa.
Recibí su abrazo y me senté en mi asiento.
-Conversamos en la noche de ayer, estamos en buenos términos. - Comenté.
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Criminal °Adrienette°
Fiksi PenggemarClaramente he mentido cuando dije que no me interesaba, él me había robado; sin embargo, aceptar este amor es inapropiado. Adrien, me robaste como un criminal.