-¿Qué? ¿Hoy es 9 de noviembre?
Me sobresalté al escucharlo, rápidamente corrí a mi escritorio para ver el calendario. Creí que era otro día normal, y no resultó así.
-No me digas que te olvidaste. - Dijo en tono burlón.
Bufé, en realidad sí me lo olvidé.
-Los estudiantes ya no saben ni en qué tiempo o espacio están cuando se encuentran en vacaciones, es normal.
Escuchaba sus carcajeadas un poco molesta, pero a la vez me daba un poco de gracia. Él es la primera persona que me llama en el día de mi cumpleaños.
-De todas maneras gracias por desearme feliz cumpleaños, Adrien. - Sonreí.
Con el celular en mi mano, me recosté en el asiento. El reloj marcaban las 8 de la mañana, estábamos a mitad de las vacaciones, yo me sentía muy relajada en estos días. Luego de tantos problemas, estudios, entre otras cosas; finalmente me podía dar un respiro.
-Llegaré a tu departamento lo más pronto posible, sabes cómo me mantienen en el trabajo... -Suspiró.
Hice una mueca, el director no paró de llamar a Adrien en esta semana, decía que para este último semestre del año deseaba que el nivel de matemáticas sea mucho más elevado; por ende, en todas estas vacaciones el instituto parecía su hogar.
-¿A qué hor-
-Es una sorpresa, preciosa.
No supe que decir. ¿Preciosa...? Somos enamorados, aunque cuando él lo dice, hace que mi corazón vuelva a latir tan deprisa como si lo viese.
-Debo irme ya, tengo una junta con los maestros. Nos vemos, ¿vale? - Dijo en tono amable.
-Sí, claro. Que te vaya bien. - Deseaba conversar con él un poco más.
-Felices 17, Mari.
Poniendo el celular a la altura de mi pecho, lo abracé. Hoy cumplía 17 años y la idea de pasar mi cumpleaños a lado de la persona quien más amo, es el mejor regalo que me puede dar el universo, después de todo lo que pasé en estos dos años de instituto.
Faltaba uno para terminar, luego iría a la universidad, aunque aún no tengo claro que es lo que quiero estudiar. Escoger una carrera es vital, de ello depende mi futuro, y de igual manera con eso puedo apoyar a mis padres que en estos años se han sacrificado por matricularme en un instituto de prestigio, con aulas personalizadas.
Me recosté en el escritorio, la pantalla del celular me señalaban que eran las 8:39 de la mañana, no sé cómo me pude despertar temprano. Las yemas de mis dedos pasaban por la mesa de madera, hasta poder sentir un pedazo de papel muy suave.
Al agarrarla con su totalidad, fijé mi vista en ese papel, el cual era la servilleta en donde Gabriel Agreste diseñó el vestido escarlata que usé esa noche. Dudo que en ese momento lo estaba trazando para mí, revisaba cada detalle del boceto, cerca de este se encontraba el número 14, quizás sea este vestido debió ser ese número de su línea de ropa.
Creer que en tan poco tiempo pudo diseñar un vestido tan semejante, me sentía tan maravillada por su nivel de creatividad. Cuando lo veía, en mí surgía un deseo de querer aprender más sobre esta profesión; es hermoso transmitir tu imaginación a través de una prenda de vestir.
Pasaron unos cuantos segundos y de pronto sentí que tocaron la puerta de mi departamento. Al principio no los escuché por estar ensimismada pensando sobre mi futuro, pero los toque siguieron.
¿Será Adrien? Me volví al celular, eran las 8:56, vivo cerca del instituto... Solo que llegó demasiado veloz, como si hubiese venido volando. Dudo que lo sea, él dijo que tenía que ir a una junta de maestros, estas duran alrededor de 45 minutos a una hora y ¿si fue una excusa? Mi cabeza se hacía un revoltijo y no abría la puerta.
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Criminal °Adrienette°
Hayran KurguClaramente he mentido cuando dije que no me interesaba, él me había robado; sin embargo, aceptar este amor es inapropiado. Adrien, me robaste como un criminal.