Lenox
Presente
Evan. Que fastidio.
—¿Qué es lo que quieres ahora? —Salgo a su encuentro mientras me abrazo a mí misma. La calle está sumida en penumbra, y la noche está más helada de lo normal, como si la tierra presintiera que en tan solo horas va a enfriarse por completo.
—Creo que alguien me está siguiendo. —Mis ojos se abren de la sorpresa.
—¿Quién? ¿Los has visto? —Hace una mueca y se lleva las manos a la cabeza para masajearse la frente.
—No, claro que no, Lenox. Si los hubiera visto hubiera hecho algo, ¿no lo crees? —Molestia se incrusta en sus palabras—. He sentido su presencia. Más de una vez. Imagine que eras tú, pero tu energía no se siente de la misma manera que la de cualquier ser que este tras de mí. Lo presentí también en el bosque la noche de la fiesta de los Leunam, advertí que también lo habías sentido, pero cuando no lo mencionaste me pareció extraño.
Pero yo por mi parte no he percibido en absoluto alguna fuerza extraña, aunque pude hacerlo por una fracción de segundo esa misma noche que menciona. Me figure que era Evan, pero de nuevo, muchas veces no puedo sentir su energía por su velocidad cambiante. He estado tan distraída por el venir del Apocalipsis que ni mi demonio pudo advertirlo.
—¿Qué está pasando con tu demonio que no pudo imaginar esto?, ¿se siente oxidado o algo parecido? Esa es la razón por la que quería aliarme contigo, y no te lo dije hasta ese día por que confirme que me seguían por lo que ocurrió con el demonio. Eso lo corroboro todo. Estoy hecho un desastre.
—Respira y tranquilízate. Mi demonio ha estado dándole mil vueltas a otro contratiempo con una de mis propias almas, no tengo tiempo para pensar en tus dificultades también Evan. —Fue como si le hubiera dado un golpe en el estómago.
—¿Disculpa? También arriesgue cosas por ti. Los dos perdimos, ¿recuerdas? Él también era mi hermano y sobre todo mi amigo. Y te recuerdo que soy Lealtad, tal vez está sobrevalorada estos días pero también tarde en recuperarme. La traición encubierta no se me dio tan bien como a ti. —Por supuesto que lo recuerdo, todos los días y ahora más cuando mi marca en el cuello comienza a notarse.
—Te ayudare. —Ahora él es el sorprendido, pero se lo debía—. Ven cuando comience todo antes del amanecer y te daré indicaciones. Seguirás todo al pie de la letra y juraras proteger a mis almas tanto como yo jurare proteger a las tuyas.
Antes de que cambie de opinión tomo su mano derecha y la uno con la mía.
—Yo, Descendiente. Juro proteger a tus almas Lealtad, por los siglos de la eternidad hasta que muera. —Al principio no le salen las palabras hasta que aprieto mi agarre en su mano.
—Yo, Descendiente. Juro proteger a tus almas al igual, Lenox. —Hago una mueca—. Por los siglos de la eternidad hasta que muera.
—Alliance solis et lunae —decimos al mismo tiempo y en susurros. No ocurre nada al principio, pero después dos pequeñas brazas de luz se dibujan en nuestros pechos por encima del corazón como si formaran un árbol uniendo sus ramas entre nosotros. Es la primera vez que veo marcas de alianza desde la primera fila, se asemejan a tatuajes impregnados en la piel pero tridimensionales de un color dorado tenue.
De pronto me quedo pasmada cuando me abraza y me acerca a su pecho, puedo sentir su respiración en mi cuello y luego me susurra al oído —Ahora estamos en esto juntos. No podría fallarte aunque lo intentara, Lenox. Y aunque lo hiciera tú demonio lo vería venir desde mil kilómetros a lo lejos. —Desenvuelve sus brazos de mí y se marcha.
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Prisioneros del trueno
FantasyEn la era del sol y la luna, de la batalla del fénix y el león nace una profecía. Esta batalla legendaria está destinada a repetirse cientos de milenios después, en donde las rencarnaciones Sastian, el fénix, y Lenox, el león deberán enfrentarse. D...