Lenox
Presente
Me encuentro caminando a paso tranquilo. En el horizonte, el sol comenzaba a anunciar su presencia, pero aun con ello las copas de los pinos y árboles impedían que cualquier tipo de luz se infiltrara dentro del bosque.
Le avise a Evan que caminaría a los alrededores, que volvería en pocas horas y que esperará por mí. Lealtad se encontraba algo dormido pero entendió por completo.
Mis ojos vagan por entre la maleza y mis oídos se enfocan en transmitirme el suave crujido de algunas ramas y hojas cada vez que mis botas las hacían añicos. No estaba pensando en nada, quería dejar a mi mente en blanco, solo me estaba enfocando en una sola cosa.
No dormí nada, y puedo apostar en este momento que no volvería a dormir en un largo tiempo. No cuando por seguro en mis pesadillas me encontraría con Ellioth tendido en ese rio. ¿Qué ocurría conmigo? Se supone que no debía pensar.
Comienzo a escuchar el correr del agua, con cada paso que doy el sonido se aferraba más y más en mis oídos. Pie izquierdo, pie derecho, soy como un recipiente vacío, un robot.
Llego al rio y la nostalgia me hace querer llorar de nuevo, el lugar se veía tan calmado con la luz purpura del amanecer. El agua aún estaba oscura. ¿Sabría el rio que yo había dejado en el algo importante para mi corazón? ¿Se estaba burlando de mí?
Con un suspiro me quito mis botas, me desprendo de mi chaqueta militar y me desato la cola de caballo para dejar mi cabello libre. Me acerco con cuidado a la orilla hasta que los dedos de mis pies sienten el suave toque del agua invadiéndolos, esta vez podía sentir la tierra colándose bajo mis plantas. Me muevo hacia adelante hasta que mi cuerpo está sumergido por la mitad. Con un último vistazo hacia el horizonte, tomo aire y me hundo dentro. Abro los ojos y observo lo que el rio posee, mi cabello flota por todas partes y tengo que apartarlo para poder ver mejor. Me impulso, mis brazos y piernas aletean luchando contra el agua. Nado para alejarme, para ver si con la falta de oxígeno mi cerebro borra las últimas veinticuatro horas.
De pronto recuerdo a mi cuerpo girando para comprobar a mis amigos, y para ver al último de ellos caído, flotando inerte, muerto. Grito por debajo del agua y al instante mis pulmones gruñen, me abrazo a mí misma y luego salgo a la superficie para tomar una bocanada de aire. Y pienso, que tal vez algún día esto me suceda, que mis penas salgan a la superficie para aliviarlas.
Con mi rostro enfrentando a las nubes, me hayo a mí misma flotando sin dirección alguna. Después, al parecer la corriente me devuelve justo a donde había dejado mis pertenencias.
Mis pies tocan de nuevo el suelo, arqueo mi mano hacia adentro para recoger algo de agua y luego la abro para soltarla entre los huecos de mis dedos. Así se me iba la vida...
A continuación siento a una presencia aproximarse, me encuentro tranquila con ello puesto que lo esperaba. A unos metros de distancia la sirena con la que nos habíamos encontrado, llega. Esta me sonríe divertida.
—El León volvió —susurra mientras se sumerge hasta que solo sus ojos son visibles. Me recuerda a los cocodrilos, listos para atacar. Luego se encuentra frente a mí, tratando de capturarme con su mera vista.
—Volví —hablo con mi rostro en blanco. Una de mis manos vuela directo a uno de sus brazos y luego aprieto. Luce aterrada, trata de jalar de regreso pero mi fuerza se vuelve descomunal—. Y con todos mis sentidos completos.
Sus ojos se entrecierran. La suelto y ella se ve aún más sorprendida por ello.
—Dijiste que lucía diferente. ¿Qué significó eso? —digo con voz neutral.
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Prisioneros del trueno
FantasyEn la era del sol y la luna, de la batalla del fénix y el león nace una profecía. Esta batalla legendaria está destinada a repetirse cientos de milenios después, en donde las rencarnaciones Sastian, el fénix, y Lenox, el león deberán enfrentarse. D...