Capítulo 10. No un sueño, un recuerdo.

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Sastian

Pasado

Algo no estaba bien. Ya no era yo mismo cuando salí del Domo, alterado. Escuche a Lilith gritar algo tras de mi mientras salía apresurado, no me importaba si había pasado de nivel a las batallas, lo que quería era alejarme lo más lejos posible de ese campo de la muerte.

Mi mente da vueltas a lo que dijo el dragón antes de que lo asesinara, fénix, fénix, fénix, fénix. Golpeo contra el hombro de alguien, me disculpo mirando a sus pies y poco a poco levanto mis ojos a su cara, de pronto algo hace clic en mí cuando mi alma levanta sus ojos a la cara del león. Mi alma reconoce esos ojos fríos y calculadores, algo de lo cual no quería darme cuenta. Lenox me devolvía la mirada extrañada. Ella era el león, del que mis sueños me advertían y me incitaban a asesinar. Esos eran aquellos ojos que aparecían en mis pesadillas. No, tenía que estar en un error.

—¿Te encuentras bien? —murmura con un tono de interés genuino.

—¿Qué estás haciendo aquí afuera? —pregunto exasperado, volteando a ver alrededor. Las calles están tranquilas y parecemos ser los únicos aquí afuera—. ¿No deberías estar enfrentando a tu dragón?

—Acabo de salir, fui la primera en pasar —añade analizándome.

¿Pero, como? Su cabello estaba perfectamente acomodado en su coleta. Ella era el león, ella era...

—Creo... que... estoy sufriendo un ataque de pánico. —Trato de respirar pero el aire no me llega al cuerpo. Comienzo a sudar. ¿Qué me estaba pasando?

Las manos de Lenox se posan en mis hombros y enseguida una pequeña electricidad me recorre los huesos, quito su agarre de mí de manera brusca.

—Solo trato de ayudarte —exclama a regañadientes—. Ayudará a calmar tus nervios. ¿Qué fue lo que paso allá dentro?

—¿Por qué hiciste esto? —grito en reclamo—. No quisiste ayudarme antes, ¿Por qué ahora sí?

En ese momento su demonio sale de ella y se infiltra en mí. Mis sentidos me avisan peligro.

Da media vuelta y comienza a caminar ignorando mis últimas palabras, la sigo y la detengo colocándome frente a ella, obstruyendo así su paso.

—Apártate o no me hare responsable de lo que pueda hacerte —masculla molesta.

—No me vuelvas a hacer eso.

Me interrumpe cuando levanta su pie izquierdo y me da una patada en el estómago que me envía lejos, directo al pie de un árbol.

—Dos veces en un día —susurro, recordando el ataque de Lilith esta mañana.

Emprende su camino de nuevo en lo que yo me repongo, mi cuello dolía. Con un suspiro, ando tras de ella. Sé que sabe que estoy siguiéndola pero muestra una actitud desdeñada, camino más lento hasta que llega frente al Kosmos y se gira a mí.

—¡¿Qué quieres de mi Sastian?! —exclama.

—Lo siento, Lenox —declaró. Porque sí lo sentía, estaba apenado por la manera en que la había tratado. Tenía que dejar de lado los pensamientos sin sentido de mis pesadillas. Pero ella no dice nada—. Mate al dragón, pero me afecto, por ello salí hecho una furia.

—¿Crees que seré tu saco de box cada que tu mente juegue contigo?

—Mentiste, y eso dolió —replico pasándome una mano por el cabello—. Creí que éramos amigos y sin embargo me ocultaste el conocimiento que tenías acerca de mi poder.

Prisioneros del truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora