Sastian
Pasado
A continuación el quiebre de platos y vasos llama la atención de todos en la última mesa en el salón. Es Lenox. Encima de la mesa, tan enojada como jamás la he visto. Comienza a caminar por la superficie de esta, pateando cada plato, vaso y cubiertos que se encuentren a su paso. Es la primera vez que la observaba saliéndose del control que siempre mantenía bajo custodia. Hará algo desenfrenado, me preparo para saltar a su ayuda en caso de que lo necesite, pero no será así. Entonces levanta una de sus manos y el infierno se desata.
Un rayo sale disparado a Gael. El impacta contra la pared consiguiente, desorientado por lo ocurrido. Cuando ella llega al final de la mesa da un brinco y enseguida su cuerpo se electrifica. Empieza lanzando cada uno de sus potentes rayos en lo que Gael se protege alzando campos de fuerza sobre él, pero su poder decae poco a poco. Lilith solo se encuentra sonriendo, si quiera se inmuta cuando Poema llega a los pies de Gael. Lenox detiene su ataque pero su cuerpo aun supura poder. Envuelta en las flamas de sus rayos, sostiene su mirada por demasiado tiempo, más del que puedo contar.
—Te matare la próxima vez que hagas algo como eso, lo prometo. Cuida hacia donde van tus manos —exclama, no solo para reprenderlo, sino para humillarlo.
La quijada de Gael se aprieta. Orgulloso, ese era mi padre. Un ser que no se merecía llevar tal título que significaba familia.
Claramente la electricidad de Lenox afecta el lugar, porque las luces de los candelabros colgando por encima de nosotros parpadean imparables.
—Que bella velada. —Lilith aplaude con emoción, aun con su mejilla roja.
Lo hizo a propósito. Mi madre es un demonio que se originó desde los tiempos del Creador, ella podría haber roto el cuello de Gael a cualquier hora del día, incluso con los ojos vendados. Pero decidió hacerlo de una manera diferente. No sabía con precisión si esto seguía tratándose de la distracción o si en verdad quería probar a Sabiduría.
—Tienes prohibido poner un solo pie en este salón de nuevo —continúa Lenox. A lo que nuestro odioso padre ríe.
—¿Tú me lo vas a impedir?
—Has ofendido a mi madre frente a sus otros novecientos noventa y nueve hijos. —Ella se gira apuntándonos a todos—. Mira lo que tú cielo ha hecho, ha creado armas feroces con la capacidad de vencerte. Solo pruébanos, será divertido.
Era momento de actuar, todo lo que dijo era verdad. Éramos capaces de desatar la oscuridad más grande que toda la historia celestial jamás hubiere visto, y era hora de probarlo. Ellos no podían detenernos, no ahora, no nunca. Mi demonio interior sale de mí, infiltrándose en el lugar. No iba a dejar a Lenox luchar sola. Ella tensa su espalda cuando advierte mi energía. Algunos me miran y toman mi ejemplo. Me pongo de pie, retando con la mirada a Gael y a continuación los demonios de todos me acompañan. Él gruñe y desaparece bajo niebla espesa.
Desesperado me muevo entre los presentes hasta que dos manos me agarran por los hombros.
—¿De qué me perdí? —Evan me guiña. Suelto el aire en alivio.
—Del torbellino que es Lenox.
*
Después del espectáculo que montaron Lilith y Gael, todos fueron directo a su dormitorio lo suficientemente aturdidos como para hacer comentarios. Yo por mi parte no comenté nada. Lenox salió corriendo luego de que aquello ocurriera y me ignoró, como era usual. Mi apoyo al levantarme para protestar contra Gael no era suficiente para que me brindara por lo menos una pizca de atención. Tampoco me molestaba del todo, lo que yo le había hecho... por lo menos necesitaba levantarme de mi asiento a cuidar su espalda al menos un millón de veces, para que decidiera cambiar de opinión en cuanto a mí.
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Prisioneros del trueno
FantasyEn la era del sol y la luna, de la batalla del fénix y el león nace una profecía. Esta batalla legendaria está destinada a repetirse cientos de milenios después, en donde las rencarnaciones Sastian, el fénix, y Lenox, el león deberán enfrentarse. D...