Christian Grey, es el multimillonario, Playboy más codiciado de Seattle. Pero para Christian su vida de soltero da un giro de 360 grados cuando conoce a su media naranja, Anastasia Steele.
Una mujer dañada por su pasado y cerrada al amor.
Un trágico...
Las puertas del ascensor se abren y la busco frenéticamente por la pista. Ahí esta. Una ola de alivio y excitación arrolla mi pecho. Cálmate, Grey. Ando hacia ella embebiéndome de todos sus movimientos. Trago saliva cuando la contemplo de cerca y siento como el corazón se me va salir del pecho. Joder, que buena está. Lleva un vestido corto de manga larga rosado y unos altísimos tacones de color camel a juego con su bolso pequeño de diseño.
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El pelo suelto y suavemente ondulado. Baila con los ojos cerrados, metida en la música. Me tomo unos segundos para mirarla bien. Preciosa. Se mueve muy bien, y sin poder soportarlo más me acerco a ella por detrás y le rodeo la cintura. Ella se tensa y levanta la cabeza, pero no se vuelve. Esa corriente electrizante nos vuelve a envolver haciendo que el mundo deje de girar, deje de existir. Sólo somos ella y yo. En mi vida había sentido algo así. Hundo la nariz en su pelo y su delicioso aroma invade mis fosas nasales. Huele a gloria. Siento cómo su cuerpo se estremece entre mis brazos y la acerco más a mí.
-Hola, nena.-le hablo al oído y ella se remueve. Pongo las manos en su vientre plano y me las acaricia.-Me alegro de volver a verte.-se vuelve hacia mí y me impacta de lleno con esa maravillosa sonrisa que hace que el suelo tiemble. Me da lentamente un repaso y se humedece los labios. Siento mi erección palpitar dentro de mis pantalones. Pongo las manos en la parte baja de su espalda y la pego hacia mí todo lo que puedo conteniéndome de no apretarla con fuerza. Aún no me creo que ella esté aquí. Y tampoco me creo que que esté tan ensimismado con ella. Jamás he sentido el menor apego a una mujer. Enreda las manos en mi nuca acariciándome el cuello dispersando todos mis pensamientos.
-Los recuerdos que tengo de ti no te hacen justicia.-ronea en mí oído y pasa la nariz por mi cuello haciéndome temblar. Necesito tenerla. Poseerla.
-Me alegra saber que he estado en tu mente porqué yo no he podido sacarte de la mía.-siento su sonrisa en mi piel y su cálido aliento. Nos movemos lentamente en medio de la pista sin dejar de abrazarnos y acariciarnos.
-Cualquiera diría que me estás siguiendo.-me río. No, pero me ha faltado poco.-No paramos de coincidir.-la abrazo hundiendo la nariz en su pelo. Me encanta como huele. Me encanta todo de ella. Joder, Grey. ¿Qué mierda te pasa? No lo sé, la verdad. Es abrumador.
-Te seguiría encantado, nena. Pero da la coincidencia de que estás en mi club.-digo con un poco de defensiva chulería. Ella levanta la cabeza de mi cuello y mira a su alrededor con esos ojos enormes que brillan con las luces de neón. Tiene una nariz pequeña y respingona, perfecta para darle un beso y esos labios...me relamo y me muerdo el labio conteniéndome para no comérmela, aquí. Ahora.
-Un club muy bonito.-murmura y clava su mirada oscura en mí. No puedo contenerme más. Quiero hacerla mía, la necesito. Necesito saciarme de ella cuanto antes. Contonea sus caderas al ritmo de la música y mi erección se hace latente presionando contra ella. Oh, joder.