Contemplo una y otra vez la gema blanca que tengo entre los dedos.
Un precioso diamante cuadrado de corte D, con dos aros con pequeños diamantes incrustados.
Levanto la mirada y veo desde mi estudio el anaranjado cielo del atardecer.
Pese a todos los conflictos que nos rodean me siento feliz. Sí, feliz.
Tengo a mi chica conmigo, hemos pasado toda la tarde haciendo su mudanza.
Ahora mi vestidor está dividido por sus cosas, y mi baño, y mi cama. Todo en mí está impregnado por ella. No hay pensamientos, ni sentimiento en el que no esté ella.
Acaricio mi alianza, un elegante y discreto anillo de platino igual al de Ana, una vez más siento desazón. Sé a que se debe. Pero voy a remediarlo.
Voy ha pedirle matrimonio como Dios manda. De la manera tradicional. Como debe ser.
De todas formas...No puede decir que no, ya estamos casados.
Sonrío.
Recuerdo sus palabras a pleno pulmón de la noche en que se enteró de todo el complot que habíamos tramado para hacerla mi esposa."Estaba tan ciega y tan enamorada de ti, que habría dicho que sí."
Vamos a ver si dices que sí de verdad, nena.
Salgo de mi estudio y voy a nuestra habitación a buscar a mi chica.-Nena.
-En el baño.-grita.
Está sentada en el diván, untándose crema en las piernas.
Sonrío al verla.-Los chicos vienen a cenar, nena.-sonríe.
-Genial. Tardo cinco minutos.-me dice alegre y sigue hidratando su cuerpo.
Me encantaría hacerlo yo, pero sé, que tendríamos que cancelar la cena si le pusiera las manos encima.
Sonrío y me doy la vuelta para salir antes que mi cuerpo tome el control.
Camino hacia el salón y del jarrón alto de la mesa del comedor, cojo una rosa blanca de tallo largo.
Que romántico te estás volviendo con la edad, Grey.
Sonrío.
Salgo a la terraza y contemplo el sol mientras se pone lentamente, pienso que metafóricamente hablando, es como me siento yo ahora mismo: Mi vida antigua desciende como el sol del ocaso dejando paso a un nuevo crepúsculo lleno de posibilidades, de nuevos sueños, de nuevas aventuras, lleno de ese algo que lo empuja todo.
Siento las manos de mi chica rodear mi cintura y una ridícula sonrisa de enamorado se dibuja en mi cara.
No puedo, ni quiero evitarlo.
Me giro entre sus brazos y me pierdo en la luz de su mirada.
Esta mujer es tan importante para mí que juro que daría mi vida por ella. Quiero protegerla de todo, borrar todo mal de su mente, amarla como si no hubiera un mañana y permanecer a su lado siempre.
Bajo la mirada y le tiendo la rosa que tengo para ella.-Ana.-levanta sus ojos emocionados a mí.
-¿Qué?-dice en un susurro.
-Cásate conmigo.-le pongo delante el anillo que he elegido para ella y sus ojos se abren desorbitados.
Contengo el aliento.-Pe...pero si...ya estamos casados.-tartamudea incrédula.
-Sí, pero no como a mí me hubiese gustado. No por la iglesia como debe ser. Quiero escucharte decirme que sí, verte caminar hacía el altar vestida de blanco.-su mirada se llena de lágrimas no derramadas. Cojo su mano y le doy un suave apretón cuando siento que tiembla.
-Sí.-susurra.-Sí, sí, sí y mil veces sí.-deja salir sus lágrimas emocionada mientras pongo el anillo en su dedo.
Le queda perfecto.
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Nunca lejos de mi. #Pgreysteele2019
FanfictionChristian Grey, es el multimillonario, Playboy más codiciado de Seattle. Pero para Christian su vida de soltero da un giro de 360 grados cuando conoce a su media naranja, Anastasia Steele. Una mujer dañada por su pasado y cerrada al amor. Un trágico...