Nunca lejos de mi. #Pgreysteele2019

Cumpliendo una promesa.

Abro lentamente los ojos y los vuelvo a cerrar.
El zumbido suave del Jet arrulla mi mente somnolienta.
En mis brazos está mi chica. Bueno, mi esposa.
La parte racional de mi mente, la que no está cegada por ella, me obliga a no sonreír extasiado cuando pienso en que ella no lo sabe y lo más probable es que ponga el grito en el cielo cuando se entere.
Suspiro.
En Leila y mi madre ni me permito pensar.
No me creo que ese bebé sea mío y apostaría mi mano a qué las dos están aliadas para que por fin pueda casarme con Leila.
Ya pueden esperar sentadas.
Hundo la nariz en el pelo de mi chica.
Inmediatamente me relajo.
Mi madre debería entender que yo estoy enamorado de Ana, debería preferir mi felicidad. Lamentablemente no es así, pero lo tengo asumido.
Luke viene y me avisa en voz baja que aterrizaremos en breve.
Enciendo rápidamente el móvil para avisarle a Gail que nos prepare la cena, pero un mensaje de mi hermano me llega antes.

De: Elliot Grey
Para: Christian Grey.

Oye, hermano. Las chicas están deseando ver a tu Ana. Bueno, y Ethan también...
Cenaremos todos juntos.
Os espero a ti y a tu esposa en mi casa.
:D

Confirmó que me mi chica no ha visto nada y guardo en móvil.

-Nena...Despierta.-abre lentamente los ojos y suspira satisfecha.
Se remueve y siento un ligero dolor en mis piernas.
Le doy un suave beso en los labios.
-Hola.-adormilada está para comérsela.

-Hola, campeón.-se frota los ojos y a mí se me encoge el corazón de ternura. Me siento muy protector con ella.-¿Por qué no me has despertado? He dormido encima de ti.-sonrío.

-Y esta noche dormirás conmigo dentro.-en nuestra casa.
Rozo con la nariz su cuello y bordeo lentamente su oreja. Se remueve un poco y me rodea el cuello con sus brazos.

-Lo estoy deseando.-ronronea.
Estoy pletórico, ha aceptado vivir conmigo.

-Pero tenemos que esperar un poco. Las chicas están deseando verte y han organizado una cena en casa de Elliot para darnos la bienvenida.-sonríe encantada.
Estar rodeada de amigos le vendrá muy bien.
Yo no voy a apartarla de nadie como hizo ese capullo.
Me pongo de pie con ella en brazos.

-¡Christian!-se queja, sin ganas, creo.
La dejo en su asiento y le abrocho el cinturón bajo su atenta mirada.
-Campeón, me tienes como una niña minada.-refunfuña.
Así es, pequeña.
Le doy un beso en la cabeza y tomo asiento en mi sillón.

-Acostúmbrate.-ella bufa pero veo una tímida sonrisa en sus labios.

-Luego no te quejes.-me río.
Tenemos trato entonces.

Aterrizamos en el Sea-Tac de Seattle.
Hogar dulce hogar.
Una suave pero fría brisa nos recibe al salir del Jet.
Rodeo los hombros de mi chica y andamos hacia mi coche.
De reojo veo como Luke mete nuestras maletas en uno de nuestros SUV donde Taylor le espera detrás del volante.

-Llévalas a casa.-asiente.
Abro la puerta del coche para Ana.

-Gracias.-dice.
Frunzo el ceño confuso, lo que parece gustarle y se alza para besar mis labios.
-Por hacerme pasar los mejores días de mi vida, por escucharme y apoyarme, por consentirme tanto y sobre todo por no darte por vencido conmigo.-se me acelera el pulso y la abrazo sobrepasado por mis sentimientos por ella.

-Eres lo mejor que me ha pasado. Merece la pena todo por ti.-sus labios atrapan los míos y me devoran hambrientos.
Mi cuerpo se revela y el deseo estalla en mi interior.
Por todos los santos.
Su lengua explora mi boca danzando con sensualidad acompasando con abrasadoras caricias a mi cuello. Separándose únicamente para ladear la cara y seguir besándome.
Bajo las manos a su culo y la levanto del suelo pegándola a la chapa del coche.
Gime.
Gimo.
-Deja de besarme así o te follaré aquí mismo.-le digo con la voz rasposa. Gira las caderas contra mi erección y resopla molesta.