Ejecución

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Abro los ojos y los cierro de golpe.
Me cago en la puta.
¡Vaya dolor de cabeza!
Me vuelvo acurrucar en el mullido colchón con el calentito edredón.
Solo me falta Ana a mi lado.
Olvidarme un rato de toda la mierda por la que estamos pasando.
Alargo la mano y acaricio su almohada.
Hemos dormido poco aquí.
Solo una vez, la primera noche que pasamos juntos, y, al igual que aquella mañana, hoy también me levanto solo.
Miro a mi alrededor e inspecciono su habitación.
Es un elegante y lujoso dormitorio que ha perdido su encanto desde que ella no está.
Te esperaré, mi amor. Te esperaré aquí hasta que vuelvas.
Salgo de la cama y me meto en el baño.
Todas mis cosas están aquí perfectamente ordenadas compartiendo sitio con las de mi esposa.
Me aclaro el pelo y me lavo el cuerpo rápidamente. Quiero saber que noticias tienen los chicos.

En la cocina, Kate preparará café.
Me mira y me sonríe.
Mi hermano está tirado en el sofá.

-Anda que vaya dos.-dice negando divertida con la cabeza.-Tuve que meteros en la cama a los dos, panda de niñatos.-nos regaña pero con cariño.-¿Qué es eso de llegar a la tantas y tan bebidos? Sois hombres hechos y derechos.-Elliot se sienta a mi lado en la barra de la cocina y Kate nos pasa café.-La próxima vez, dormís en la puerta.-nos señala con el dedo.

-Sí, mi ama.-contesta Elliot.
Reprimo las ganas de reír.

-Elliot, no te hagas el gracioso que vaya nochecita que me has dado.-sonrío.

-No te preocupes, Kate. A algunos hombres les cuesta cumplir bajo los efectos del alcohol.-ella se ríe y mi hermano jadea horrorizado.

-Yo no...-me da un empujón.-Yo siempre cumplo, idiota.-vuelve a mirar a Kate.-¿Verdad, nena?-ella se hace la sueca preparando el desayuno.-Rubia, no tiene gracia.

-Yo no he dicho nada, cariño. Pusiste todo de tu parte, eso es algo admirable dadas tus condiciones.-miro a mi hermano que está apunto de romper a llorar.
Contengo la risa.

-Ya sabes hermano, pusiste todo de tu parte. No te agobies.-gruñe fulminándome con la mirada.

-Rubia, no juegues.-le señala con un dedo y Kate ríe.
Kate pone dos platos de huevos revueltos, bacon y fruta delante nuestra.
Le sonrío agradecido y ella me guiña un ojo.

-Anda desayunad. Necesitareis fuerzas.-rodea la barra y se sienta entre las piernas de mi hermano y le da un sonoro beso.
-Eres increíble, mi amor. Siempre.-le dice llenándole de besos la cara y mi hermano sonríe encantado.
Me como mi desayuno feliz por ellos y sintiendo una enorme tristeza al tener a mi esposa tan lejos de mí.
Ella fuese cuidado de mí anoche, me hubiese echo el desayuno esta mañana y me la estaría comiendo a ella ahora mismo sobre la barra de nuestra cocina.

-¿Te has mudado oficialmente aquí, Christian?-me pregunta Kate.
Asiento.

-Sí, sí no te molesta.-ella niega con una sonrisa cálida.

-Claro que no. Esta es tu casa.-me dice con cariño.-A Ana le encantará saber que estás aquí.-sonrío bajando la mirada con el corazón encogido.
Solo un poco más, nena.

-No puedo seguir allí con esa farsante.-les digo con los dientes apretados.-Me mata verla andar por nuestra casa, usar nuestra cocina, tumbarse en el sofá a ver la tele.-aprieto los puños.-No, no puedo. Quiero sacarla de allí a patadas.-ellos me miran con compasión.

-Pronto se solucionará todo, Christian.-suspiro. Kate pone la mano en mi hombro y me da un apretón cariñoso. La abrazo.

-Dile que la echo de menos. Que la necesito.-ella se separa de mí y me mira conmovida.

Nunca lejos de mi. #Pgreysteele2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora