38. Conduce

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Subí al auto cómo si mi cuerpo estuviera desconectado. Él entró después de mí y escuchaba su voz, más no estaba concentrada sobre que trataba la conversación.


- Te vas a ir.. De nuevo.. - articulé cortando de tajo la conversación de Bill.

Apagó la música del auto y buscó un lugar para estacionarse.

- Tu ya sabías que tengo grabaciones pendientes - mirándome.

- Si, pero yo acabo de volver del infierno aquél y .. ¿Ya te vas? - con la voz tambaleante.

- Sabes que voy a volver.. - sonriendo de lado.

- Pfffff - solté mirando hacia la ventana.

Tomó el mentón de mi rostro y haciendome voltear en dirección suya, mientras yo mantenía aún la mirada en el exterior.

- Hey, mirame.. Lo necesito - dijo.

- Estoy escuchando - mirando en otra dirección.

- Te propongo algo, me voy, pero cuando te digan que puedes viajar, vas conmigo.. ¿Qué dices? - sonriendo.

- ¿Cómo sé si será pronto? - dije aún molesta.

- Prometo enviar alguien por ti, te hospedas conmigo allá.. Sólo cuándo tu doctor diga que puedes viajar sin problema alguno.. - tomándome de la mano.

- Y si eso dura mucho.. ¿Qué pasará? -

- Amor, tu sabes más que yo sobre ésto, tu dime si estas muy delicada y no puedes viajar - soltando mi mano.

- Espero no pase de días, no quiero alejarme de ti - abrazandole.

- No vamos a estar separados amor, tranquila, además puedo dejar amigos pendientes de ti, por su algo sucede - guardando su telefono celular en la bolsa de su chamarra.

- esta bien, pero, ¿sólo vas a grabar en Hemlock Grove? - dije.

- Tengo otros proyectos, pero primero necesito acabar eso - dijo.


Yo solamente me quedé estática, pensando en otros los proyectos que tiene, probablemente estaría viajando y dejándome sola en muchas ocasiones.


Condujo unos kilómetros y se estacionó enseguida de una tienda de autoservicio, dejándome sola en el auto.


"Bill se va.. Se va..." pensaba en círculos.

Me preocupaba más eso, que el hecho estaba aún herida y mis muslos dolían como agujas.


Entró al auto con unas cajas de lo que yo imaginaba era comida, unas frituras y una pequeña caja de cartón, que dejó en mis piernas.


- ¿Son condones? - dije.

El se resumió a sonreír y encender el auto. Yo no cuestioné nada.


Siguió conduciendo y llegó a lo qué me parecía un circuito de departamentos muy tranquilos. Apagando las luces se estacionó junto un basurero.

Lamió sus labios y dirigió su mirada a mí.

Yo me resumi a verle entre las escasas luces mercuriales.

Lanzó sus manos sobre mis piernas y rápidamente quitó mi ropa interior, aprovechando tenía puesto un vestido fresco.

Al despojarme de las bragas, sentía como mi vulva se humedecía.

Posó sus labios sobre los míos y entre el movimiento de su rostro, puso sus manos en mis glúteos desnudos, dejando sentir la fría piel del asiento.

- Me encanta no te hayas puesto sostén- dijo.

Poniendo su mano izquierda entre mis senos.

Rápidamente se bajó el pantaloncillo hasta las rodillas, dejando desnudo su delicioso miembro erecto.

- Ven, ponte sobre mi - tomando de mi mano.

Rapidamente me senté sobre él, dejando entrar poco a poco su pene en mí, mientras el halaba la tela del vestido para llegar a mis pezones.

Sentía un calor intenso en mi sexo, hasta que me tomó de la cintura haciendome caer sobre él, dejando entrat completamente su pene en mí.

Ahora mi cuerpo pedía subir y bajar, ignorando las palancas para mover el asiento que se hundían en mis muslos.

Estaba tan excitada, hacerlo en el auto, con la probabilidad que nos vieran.. Me excitaba al grado de quererlo hacer sobre el cofre del auto.

El besaba sin parar mi cuello. Dejando estremecer mi espalda.

Levanté mi dorso hasta topar en el volante, dando brincos desesperados, quería tenerlo dentro y cada salida-entrada me producía una especie de droga impresionante que no podía parar.

El solamente cerró los ojos y frunció un poco las cejas y entre el climax sentí como apreté su miembro con tal fuerza que terminó eyaculando y abriendo sus ojos.

- Eres hermosa - tocandome la mejilla.

Yo me resumi a recargar mi cabeza sobre el asiento y besar su frente sudorosa.

Embriagame en tu mirada [Bill Skarsgård]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora