Capítulo 37

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CAPÍTULO 37






Estaba en cierto modo algo confundido por las palabras de Ben ¿a qué demonios se refería a eso de que me había estado mintiendo? ¿Acaso mis sospechas eran claras y se estaba burlando totalmente de mis sentimientos? Como pude me armé de valor y di dos pasos en dirección a él, ignorando el hecho de que estaba a punto de tener un paro cardiaco.

—No lo entiendo —dije en voz baja—. ¿A qué te refieres? —pregunté bajando aún más la voz temiendo porque mis sospechas fueran ciertas.

Sus ojos se veían oscuros por la poca luz blanca que la ciudad desprendía, caminó hacia mí con rapidez lo que me hizo retroceder un poco por miedo a su repentina cercanía. Su mano se extendió con agilidad y me tomó del brazo con brusquedad, sin embargo, no apretó lo suficientemente fuerte como para provocarme dolo.

Ben me arrastró literalmente hasta el centro del departamento, a sólo centímetros del sofá en el que hacía instantes estábamos durmiendo. A pesar de que no me estaba lastimándome me sentía un poco extraño al tener a Ben tan cerca de mí, además, parecía estar cegado por demasiados sentimientos que lo invadían, parecía como si estuviera incluso a punto de matarme.

Me soltó con rapidez —Tomas, todo esto no es real —fruncí el ceño—. Todo lo que ves a tu alrededor no es real, el yo que conoces no es real, nada aquí es real.

— ¿De qué hablas?

—Mis padres no están ocupados con negocios —dijo suavizando la voz. Se sentó en sofá cambiando totalmente de apariencia, esta vez se veía más frágil, más débil—. Es cierto que tengo padres, pero... mi padre está en la cárcel... —sentí un extraño escalofrío recorrer mi espina dorsal—. Por haber matado a mi madre.

Fue como un balde de agua fría lo que sentí en ese momento, me desplomé sobre el sofá y no le despegué la mirada ni por un solo segundo. Permanecí inmóvil varios segundos, abrí la boca para decir algo pero no sabía qué podría ser ante lo que acababa de escuchar.

—Lo siento —dije simplemente.

Ben enterró su rostro entre sus manos —Todo fue mi culpa —dijo él al momento en que se le escapó un sollozo.

—No fue culpa de nadie--.

— ¡Sí lo fue! —gritó—. Fui egoísta, papá me amaba como no amaba a ningún otro hijo, pero con mamá era distinto, la maltrataba, la llamaba zorra en frente de mí, la obligaba a hacer cosas que no debería de hacer, era muy malo con ella, demasiado, pero yo nunca me di cuenta de ello. Mamá tampoco me lo decía, así que no había razón por la cual yo debía preocuparme —suspiró sus manos jugaban frenéticamente como si la situación lo pusiera cada vez más tenso. Sorbió la nariz y continuó hablando, yo permanecí escuchándolo atentamente—. Luego de un tiempo, papá estaba notando que mamá estaba actuando un poco extraño, después, ella me comentó que haríamos un largo viaje a casa de la abuela y que volveríamos después de mucho tiempo —esbozó una sonrisa triste—, te sorprenderá saber que vivíamos en Seattle, mi abuela vive aquí en Phoenix pero no la veo en mucho tiempo. En fin, papá me preguntó si mamá estaba haciendo planes en los que no lo estuviera incluyendo —se limpió la nariz, sus ojos se pusieron vidriosos con rapidez—. Ese día estaba borracho, yo tenía trece así que pensé que lo mejor sería no decirle, pero me prometió un Ps3 si le decía todas las cosas que hacía mamá —bajó la cabeza—. Y simplemente vendí a mi madre por un maldito juego.

Mamá, Soy Gay [MSG #1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora