Mamá, Soy Gay [MSG #1] ✔

Capítulo 42

CAPÍTULO 42

Ben no se separó de mí hasta que salí de la clínica. Todos los chicos se unieron a nosotros con el fin de celebrar nuestra victoria y a pesar de que había terminado herido, todos se las arreglaron para hacer fiesta sin tender a lastimarme o siquiera a tocarme bruscamente. De hecho, Ben me protegía si veía a alguien acercarse demasiado, de todas maneras estaba recostado a un lado mío sonriéndome mientras los demás celebraban hablando acerca de lo increíble que estuvo el partido.

Ben y yo nos la pasamos hablando estupideces en la camilla. Nadie se quería ir a celebrar a otro lado debido a que eran conscientes de que yo no podría acompañarlos, por tal razón, decidieron permanecer allí todos.

Sam me felicitó por el gol que metí antes del incidente y le dije que a pesar de que había sido difícil estaba motivado a meter un gol por Ben. El susodicho escuchó mis palabras y tras una sonrisa me dio un beso en la mejilla, segundos después, Christian anunció su partida debido a que tenía cosas que hacer, lo vi desaparecer por la puerta de entrada mientras los demás seguían tomando agua.

Sam y Grayson estaban sentados en una banqueta conversando, Grayson estaba sin camiseta y Sam estaba en unos tops que le redondeaban el busto. Ambos estaban mirándose y sonriendo mientras tomaban Coca-Cola el resto seguía allí hablando y sonriendo por lo lejos que habíamos logrado llegar.

* * *

— ¿Estás seguro de que quieres ir hoy? —preguntó Ben quitándose la camisa con la que había dormido frente a mí. Estaba sentado en la cama observando cómo se desvestía.

Asentí con la cabeza —Ya no me siento tan mal —dije. Ben tomó la sábana y me la quitó notando como estaba en un simple bóxer blanco con el que me había ido a dormir la noche anterior.

—Uy... —dijo el sorprendido. Ya saben por qué.

Me sonrojé y traté de buscar la sábana para cubrirme —Es el calambre de la mañana, a todos nos pasa —dije apenado.

—No te sientas apenado —dijo él con una sonrisa—. Total, ya lo he visto en vivo y en directo.

¡Maldición!, tenía razón, de hecho yo había sido el único que aquella vez no había sido capaz de bajar la mirada y observar el miembro de Ben deslizándose entre mis manos. Sí, lo sé, soy un cobarde y ahora lamento no haber bajado la mirada aunque hubiera sido sólo un poquito.

—Como sea, han pasado tres días desde el partido, no he ido a entrenar y tampoco a la escuela y todo el día me la pasó aquí limpiando, cocinando, leyendo y jugando videojuegos, deberías saber que un estilo de vida así apesta. Yo quiero un trabajo al que los dos podamos ir, juntos, que regresemos a limpiar juntos y a jugar videojuegos juntos. Yo no quiero estar lejos de ti en ningún momento —hizo un puchero. Luego me arrepentí de lo que dije porque realmente había sonado cursi.