Mamá, Soy Gay [MSG #1] ✔

Capítulo 15

CAPÍTULO 15

Y llegó el lunes.

Un día en que muchas cosas podrían suceder cuando menos lo pensáramos.

Ben se había reunido con los demás del equipo y nos dio una larga charla sobre lo que podía significar que nos descalifiquen simplemente por falta de un integrante y aunque todavía no se perdían las esperanzas, era muy difícil que un milagro sucediera en este momento.

Nos habían dado permiso para faltar a clases el día de hoy, sin embargo, hubiera sido mejor ir cuando no habría partido qué jugar.

Los chicos habían estado insistiendo con el organizador para que nos dejara participar así, pero se negó rotundamente, según el por igualdad de los equipos.

Hasta hoy no habíamos encontrado ningún tipo de reemplazo y Ben se veía mucho más triste, esto era lo que él quería, lo que siempre había querido vivir y le estaba siendo arrebatado por una simple falla en el equipo. Había ofrecido un integrante, pero lo negaron, quizás ahora, aunque tuviéramos una chica en el equipo, aún estaríamos dentro del campeonato.

Faltaban diez minutos para que iniciara el partido, todos estábamos e los vestidores pensando en qué cara ponerle no sólo al público que venía a vernos, sino también al colegio. El dinero que recaudáramos si ganábamos, o al menos si subiéramos a los cuartos de final, serían invertidos en las instalaciones del gimnasio, que ya se estaba derrumbando.

Todo eso se iba a ir a la nada y todo por una simple falla y falta de un minúsculo requisito. Me pregunto si es así en todos los torneos, campeonatos o juegos que realizan ¿siempre habrá la piedra en el zapato que retrase todo o sólo sucede con nuestro equipo?

Todos estaban vestidos con el uniforme a cuando poder jugar, el uniforme del guardameta estaba intacto en el casillero donde se mantenía.

Miré los rostros de todos, tan demacrados, tan afligidos. Mi mirada pasó por encima de la de todos, pero se centró específicamente en una sola:

Ben.

Su mirada estaba perdida en el balón que sostenía en las manos. Sus hombros subían y bajaban con lentitud y sin ningún tipo de entusiasmo. Mi corazón se quebró y empecé a verlo caer sobre mis pies. Me levanté después de haber tomado un largo suspiro y me senté a su lado.

— ¿Podemos hablar?

—Tomas... no tengo ganas de hablar en este momento —pasé mi brazo torpemente por detrás de sus hombros. Acerqué mi rostro al suyo demasiado, de una forma que nunca creí hacerlo alguna vez.

—Tal vez tenga la solución para este problema —dije y entonces sus ojos verdes brillantes volvieron a verme. Le sonreí y entonces su mirada acabó sobre mis labios.