CAPÍTULO 14
Sábado.
Se supone que los sábados siempre hay buenos planes para pasar el día. Fiestas en la noche, salir a comer con los amigos, videojuegos o un parque de diversiones.
Cuando vivía en Seattle salía los sábados con mis amigos a comer y a fiestas en las noches o íbamos al parque de diversiones como última opción. En cambio, aquí en Phoenix no tengo muchas cosas para hacer por dos cosas:
La primera: no tengo dinero.
Y la segunda: no tengo amigos con los que salir.
Hoy no había planes en mi agenda salvo salir a la tienda y comprar víveres para la semana (cosa que en Seattle hacía la empleada de servicio). Sabía que no sería nada divertido porque soy muy ambiguo cuando salgo de compras, me fastidia y me pone de mal humor, incluso cuando voy a comprar ropa que es cuando debería estar más feliz.
Tal vez las compras las haría en la mañana y en eso mataría un poco el tiempo, pero ¿qué haría después de eso? Tal vez vería algunas películas en Netflix para así matar un poco de horas, o quizás vería vídeos en YouTube para reírme un poco, aunque sería lo mismo que ver una película de comedia.
Decidí primero ensillar el caballo antes de montarlo y comencé a alistarme para ir a la tienda.
Estaba haciendo calor, así que me puse una simple camisa azul de puntos blancos remangada hasta los codos. Un pantalón oscuro y mis converse favoritos. Me aseguré de empacar las llaves en un lugar que memoricé fácilmente y me dirigí hacia la entrada.
Había alistado el dinero desde el día de ayer sobre el mostrador, sí, después de haberle escrito el mensaje a mamá y de haber tenido ese sueño tan absurdamente húmedo con Ben. Lo metí en mi bolsillo trasero y abrí la puerta. Miré enseguida hacia el ascensor, salí completamente y empecé a cerrar la puerta con llave.
Escuché un extraño sonido a mi lado izquierdo lo que me obligó a girar un poco la cabeza. Una figura masculina estaba de pie en frente de la puerta de Ben, tenía una camiseta con mangas a la mitad del hombro. Traía un pantalón azul oscuro y unos zapatos blancos que combinaban con el infinito estampado de colores que había sobre la camisa blanca.
Pensé que se trataba de un amigo de Ben, pero entonces lo escuché hablar. Esa voz, sin duda era la suya. Pero desde mi perspectiva se veía tan... ¿diferente? Intenté acercarme a él pero entonces me detuve justo cuando di el primer paso.
Tenía un tatuaje en su brazo, una especie de nota musical bastante llamativa. Ben no tenía tatuajes de ese tipo ni mucho menos en esa parte del cuerpo, lo había visto demasiadas veces sin camisa como para no recordarlo.
Pero entonces su rostro se puso frente a la puerta y aunque lo vi por su perfil izquierdo no dude en que sí era él. Decidido me acerqué hasta estar a su lado.
—¿Ben? —dije cuando estuve a su lado. El susodicho giró la cabeza y sus ojos verdes se posaron sobre los míos.
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Mamá, Soy Gay [MSG #1] ✔
Teen FictionPublicado en físico en Amazon y en formato electrónico para Kindle (más información en la primera parte del contenido) "Las maricas no juegan fútbol" Tomas tenía una vida digamos que perfecta, sin embargo, las situaciones en el amor no eran su fuert...