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    --¿Que tal estuvieron tus vacaciones?—preguntó Rosie, no respondí, ella sabía que no debía preguntar más.


 Teníamos un vuelo muy largo hasta Londres, me volví adicta a las pastillas para dormir y las aprovechaba al máximo. 

 Sólo tenía clara una cosa,  Jasper Frost estaba completamente muerto para mí.



-- Acepto—grité, apenas abrí las puertas de su habitación, él me miró confundido. 

 -- ¡Me quiero casar contigo!— corrió a mis brazos.

-- Estoy tan feliz—susurró Sebastian.

 -- Yo también –- besé  sus labios.


Toda Inglaterra estaba feliz con la Boda Real de la

 Princesa Eleanor Matilda Henstridge y el Príncipe Sebastian Aissa da Idrisi.



-- En hora buena Hermanita—dice con una enorme sonrisa.

 -- Gracias Robbie—sonreí porque me sentía feliz,  bueno algo feliz, pero finalmente había una gota de felicidad.  


La noticia de mi boda, fue la causante de que en casa las cosas cambiaran, Robert ya no era tan rígido,  Willow sonreía y me ayudaba con mis cosas tal como fue al principio.

-- Te veo esta noche—dice, dándome un guiño.

 -- Hasta la boda— me escabullí en mi habitación lo mas rápido que pude.


 Desde que volví de mi viaje trato de evitar a Sebastian, tengo que estar preparada mentalmente para acostarme con él, no puede ser tan fácil, será mi esposo toda la vida, o hasta que se muera, todas sabemos que las mujeres viven más tiempo que lo hombres,  después de eso tendré que buscarme un amante muy joven y seguir mi vida.


-- Hace tiempo no te veo así de feliz, tu rostro brilla Eleanor—dice Mamá.

 -- Es que planear mi boda ha sido muy entretenido—respondí,  es muy cierto, eso logra distraerme de todo, amo mi vestido, amo las flores, amo todo lo que elegí con Willow y Rachel para mi matrimonio. 
Quizás no me caso por amor,  todo el mundo sabe que es un negocio pero al menos quiero que todo sea a mi gusto.


-- Me encanta verte feliz, es un buen hombre—todo el mundo lo sabía, yo quería darme una oportunidad.


Con Sebastian decidimos ir a Mónaco a pasar el fin de semana donde pudimos hablar de nosotros y todo lo que se venía a futuro.

-- ¿Estas contenta?—me encanta cuando sus ojos brillan.

 -- No era necesario comprar ese hotel Sebastian— ambos reímos,  siempre me recuerda lo bueno que es tener dinero y poder.

-- ¿Te sientes bien?— su sonrisa desapareció.

 -- Si—mentí, en realidad no me sentía bien, hace mucho tiempo que no me siento bien.

-- Estas pálida por eso preguntaba--

 -- Es sólo el calor— respondí, Sebastian me hace feliz, de verdad  lo hace,  es sólo que no es lo que yo quiero,  lo que mi corazón necesita,  pero lo intento, de verdad  lo intento.


-- No sabía que tocabas el piano—yo tampoco lo sabía, solo quería distraerlo.

 -- Yo.. yo...—besó mis labios, yo necesitaba esto, mi mente tenía que empezar a creerlo también, atrapé su rostro con mis manos y me dejé llevar por sus encantos, es lo que necesito pensé cada vez que se aproximó más a mí,  me quité la ropa para él,  nos iluminaba la luz de la luna e hicimos el amor después de mucho tiempo.


--¿Len estas bien?—interrumpió mis pensamientos.

 -- Mejor que nunca—sonreí, no me sentía bien,  la culpa me estaba matando.

-- Aterrizamos en 30 minutos—dice y volvió a su lugar, no podía apartar la mirada de la ventana, Sebastian me estaba mirando, yo sabía que lo hacía.

Los nervios me están matando, creo que me estoy volviendo loca, tengo que asumir que mi nueva vida es esta, con Sebastian, por mas que quiera salir corriendo ya no puedo, es la única oportunidad que tengo para ser feliz con alguien que de verdad me quiere. 

SobrevivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora