Tenía algo nuevo que contar y era lo más real que me había pasado. Resumen de película: un chico, en una fiesta, me miró durante toda la noche, o los minutos contados que estuvo en ella, y, aunque no se movió de su jodida pared para luego ser un jodido asiento, estaba que me derretía.
- ¡O sea, nada! - me despertó con sus risas sarcásticas y llenas de maldad, mi adorable mejor amiga, llamada Layla. - a ver, Potra, me llamaste en mi hora de taller literario, que vos sabés que no lo dejaría por nada del mundo a menos que estalle la mismísima bomba nuclear o vos me reveles que estás de novia con alguien real, y solo escucho que tuviste unas "apasionadas" miraditas con alguien con quien no entablaste ni media palabra???!
- ... le dije "¿cómo estás?"- me encogí como una niña de cinco años, tratando de excusarse con los ojos bien abiertos.
En cambio, Lay solo blanqueó los ojos y pegó un soplido fastidioso, de esos que son previos a uno de los discursos raros que solo ella sabe decir... Si, hubo un momento en su vida que quiso ser discursante motivacional o algo así.
- ¡A veces creo que cuando estoy con vos, el tiempo vuelve atrás Male! Precisamente a cuando teníamos 12 años, y no lo digo en un sentido lindo. ¿Cuántos años tenés?
Ay no no! Sabía por donde iba a ir... Y por un lado lo admito, soy 65 por ciento infantil, 20 por ciento extraterrestre del planeta Platón y 15 por ciento restante, intentando ser una adulta responsable. Por eso me adelanté a cualquier cosa que pudiera decirme.
- No hay reglas para hacer las cosas según la edad. Por más prejuicios que haya, si hasta ahora no tuve un maldito novio, es solo un problema mío que no le interesa a los demás - me puse seria. Yo también tenía mi orgullo.
Eso hizo que la Lay lo pensara... Dudaba qué palabras usar así que eso solo podía significar que...
- Lo sé, pero te estancaste. - lanzó de una y dio en el blanco. Sabía muy bien que esto no era una discusión de quién se quedaba con la ultima palabra, ella realmente quería ayudarme. Y si, así me sentía. ES-TAN-CA-DA. - Yo estoy a punto de terminar la carrera y vos Male, recién la comenzás. Viví muchas más cosas que vos, conocí a mucha gente, tuve muchos amores pasajeros y otros que se quedaron un poco más hasta ahora que lo conocí - hablaba de Carlos, su actual novio, de quien estaba profundamente enamorada y estaba dispuesta a casarse con él. - y todo eso fue porque quise. Si supiera que vos no querés tener un novio, si supiera que no querés nada de esto y solo pensar en tus estudios, realmente no te jodería como tu mejor amiga que soy - y me dedicó sus ojos tiernos pero autoritarios - . Pero no es así.
- me encantaría dedicarme solo a mis estudios. - repongo ante sus comentarios, prácticamente en un puchero. Hablar de todo me hacía caer en picada.
- Creo que hay algo que te impide ver lo que te gustaría y lo que deberías hacer. Sin embargo no sé por qué sos tan cruel con vos misma.
- Yo tampoco lo sé Lay. Me lo he estado preguntando por años. Igual aunque quisiera, sé que no depende de mi. Hasta ahora los chicos que me han gustado, jamás les interesé. Solo uno que recuerde, pero era mi mejor amigo, en la primaria y lo odié profundamente por eso. Me perseguía por todos lados y según yo, espantaba a mi amor platónico de aquel tiempo.
Ella emite unas risitas y ahora con un cambio de humor repentino en Lay, me dice devuelta alegre.
- ¿Cuando planeas preguntarle a la anfitriona de la fiesta por él?
- ¿QUEEEEÉ? me estás cargando ¿no?
- Es el momento de que comiences a actuar, ya me cansé de esta actitud infantil tuya. Además - cambio el tono a otro pícaro- recuerdo muy bien lo que juraste años atrás.
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Te lo pido, quiéreme
Teen FictionMalena, de 24 años, quien vive entre dos mundos: el primero por obligación, la Realidad y el segundo, Platón, donde se hallan sus agallas y amores de primaria, secundaria y ahora de universidad es decir, chicos sexys con un gran sentido del humor, i...