Cuando vi que llegamos, estacionó y me incorporé en el asiento para bajarme.
Me tomó la mano y yo desprevenida ante el contacto le rechacé. Quizás no le hice una escena en la Reserva pero podía sentir que había cierta furia acrecentándose de a poco en mi interior. Y no era hacia él, pero no podía explicárselo aún y eso me hacía sentir fatal.
- Perdón. Lo arruiné todo.
- Quiero bajarme del auto. - dije sin más. Me molestaba que se haya disculpado tanto conmigo, me hacía sentir peor y yo ahora no podía lidiar con más culpa pero tampoco podía ceder.
Al carajo las lágrimas, no iba a llorar.- Perdón también, por haber arruinado el recuerdo intacto que tenías antes de la Reserva Ecológica.
- Nadie podría arruinarlo. - espeté con dureza- Mi tía es demasiado especial como para que algo así le haga siquiera un rayón a los únicos recuerdos que tengo de ella.
- ¿Merezco que me hables así? Porque todavía no me rindo a que exista un nosotros. - su tono tenía una mezcla de frustración y severidad.
No pude evitar soltar una risa seca.
- Wow.
- En serio Malena. Más allá de la confusión de hoy, permitime demostrarte que realmente quiero que lo intentemos.
¿Por qué me rogaba tanto? Ni que fuera tan especial o que su vida dependiera de eso.
Pero sabía que debía sincerarme de una vez por todas con él. Tomé aire y dije con franqueza.- Escuchame Lionel, lo de hoy es solo una muestra pequeña de que lo nuestro no va a funcionar ni hoy ni nunca. - me debato nerviosa con cuál argumento comenzar primero- somos muy distintos, y yo no soy la chica alegre ni perfecta a la que estás acostumbrado.
- Malena...
- Hoy quizás mostraste que todavía es muy pronto para seguir con tu vida lejos de ella, pero te puedo asegurar que esto fue más una señal de advertencia hacia mi. Saldrías perdiendo conmigo. Y pasarían un par de semanas hasta que te dieras cuenta que, que dejaste una valiosa pieza de Claro de Luna de Debussy, serena, tranquila y perfecta por una canción depresiva de Indie folk con toques amargos, agudos y chirridos de un banjo oxidado.- mi pecho amenazaba con dejarme sin aire- No perdamos tiempo haciéndonos falsas ilusiones. Por favor, te lo pido yo ahora, dejame seguir con mi vida y permitite abrir los ojos.
Me bajé del auto antes de que pudiera responder algo y no tener que ver más su cara de que no entendió ni papas mi grandísima metáfora. Sin más le dije adiós en un suave susurro, y me adentré en aquel bar. Escuché como arrancó el auto y vi como se marchó a través de la ventana espejada.
Fui hasta el fondo del local que me permitiera esconderme de todo y de todos. Mientras pasaba intenté ver si en la barra estaba Kevin pero no lo vi. Al que si vi y también me fichó de una fue Guido, quien me sonrío y se acercó al toque.
- ¿Qué hace Lenny por estos rumbos?
- Vagando en mi miseria.
- ¿Pero trajiste billetes, no?
- Si, aunque de tu actitud depende si habrá o no propina.
- Je, muy graciosa. ¿Buscabas a Kevin?
- No, bueno si.- No sé en realidad la razón por la que vine aquí- Pero si no está no hay problema, total ya quedamos en vernos durante la semana.
- Eso mismo iba a decirte, los sábados tiene su día franco. - ya no estaba tan tímido como la otra noche, extrañaba intimidarlo, pero tampoco estaba de muy buen humor para hacerlo - Bueno, ¿qué se te ofrece?
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Te lo pido, quiéreme
Teen FictionMalena, de 24 años, quien vive entre dos mundos: el primero por obligación, la Realidad y el segundo, Platón, donde se hallan sus agallas y amores de primaria, secundaria y ahora de universidad es decir, chicos sexys con un gran sentido del humor, i...