El joven de acento caribeño estaba muy bien vestido aunque era más menudo y bajito que yo. Algo me dice que debe saber bailar muy bien los ritmos latinos.
Sin embargo, eso poco me importaba.
Kevin no tenía intención de soltarme la mano. Y aunque todo mi cuerpo vibró al sentir su tacto, su reacción infantil me molestó.
Primero me dejó con la palabra en la boca, después me ignoraba, no tenía intenciones de bailar pero ahora el señor no quería que yo lo hiciera.
- Gracias, pero prefiero quedarme - de todas maneras, tampoco quería hacerlo aunque... Oh no, ese tema que empezaba a sonar me gustaba.
Era pegadizo, latino, ¡era salsa!
- ¿Te vas a quedar aquí aburrida? Ah pues ya veo, a tu novio no le gusta que bailes. - dijo mirando nuestras manos enlazadas.
Se refería a Kevin quien prestaba atención a todo con la mandíbula tensa y la espalda rígida.
- No, no es mi novio. - le aclaro a lo que me suelto de la mano de Kevin. Sonrío con simpatía al chico cuya expresividad me hace gracia.
- Exacto soy solo su amigo.
Ok, eso me cayó de la patada, supongo que me lo merecía, pero ¡Dios! sentí que me clavaba un puñal de hielo en el pecho.
Cuando creía que avanzábamos un paso, retrocedíamos diez.
Tomé aire, exhalé con lentitud y luego decidí salvar lo poco que quedaba de esta fatídica noche.
- Entonces niña, acompáñame. - volvió a insistir e ignorando todo lo demás, solo me dejé llevar por el ritmo de fondo y acepté tomar la mano del chico latino y fui con él.
No quería mirar pero lo hice, miré atrás y vi como Sumo le dio una palmada a su amigo, quien se cruzó de brazos y todo su flequillo rubio le caía en la frente, por lo cual desde la distancia solo se notaba sus labios apretados. Parecía triste y eso solo me hizo sentir peor.
Él no quería bailar.
Él me ignoraba.
Él... solo era un baile.
¿Por qué soy una idiota crónica?
Nos dirigimos hacia el centro de la pista.
- Que bien que has decidido bailar conmigo. - dijo con euforia y alegría. - Te he visto desde aquella esquina - y me señala un punto no muy lejano de donde estábamos sentados- y veo como tu cuerpo se mece al compás de la salsa. La mayoría de las chicas con las que he bailado, serán muy bonitas pero no pueden mover los pies sin hacerme pegar el grito al cielo.
- Ok, entonces te rendiste a seguir lastimando tus pies, bajaste tus estandares y terminaste bailando con una fea que más o menos le agarra el ritmo. - dije haciéndome la ofendida, sin embargo eso me hizo sonreír.
- Oh no niña, no he querido decir semejante falacia. Además para que lo sepas, no hay mujer fea y tu, por lo que veo, estás llena de gracia natural. Si sonrieras más, seguro los tienes a toditos a tus pies.
- ¿En serio no te parezco fea?
- Para nada, ¿cómo es que tu te llamas?
- Malena ¿y vos?
- Joshua, pero desde que llegue a este país, ninguno puede pronunciarlo como es debido, por eso lo abrevié a Jota.
- Suena bien.
- Perfecto. Ahora dejemos las formalidades a un lado y muestrame de lo que eres capaz.
- ¡Que así sea!
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Te lo pido, quiéreme
Teen FictionMalena, de 24 años, quien vive entre dos mundos: el primero por obligación, la Realidad y el segundo, Platón, donde se hallan sus agallas y amores de primaria, secundaria y ahora de universidad es decir, chicos sexys con un gran sentido del humor, i...