- Hija, ¡estás preciosa! - Se la veía sorprendentemente feliz mientras bajaba por las escaleras - ¿Quién es el afortunado?
- no má, ahora no por favor. - me gustaba verla de buen humor, pero no quería que se tornara pesada.
- Pero si no dije nada, solo pregunté.- se atajó ella, aunque inmediatamente cambió el tono de voz por uno más arbitrario- Acordate que soy tu madre y no puedo dejar que te veas con cualquiera.
- Ah porque claro, salgo con cualquiera, tanto así que ya no duermo en casa y trabajar en la noche solo es una excusa barata. ¡Sexo, drogas y rock'n roll!- le retruqué mientras seguía frente al espejo de la sala de estar.
- Sabés que no me refería a eso. - rodó los ojos. Si, má, yo tampoco quería empezar otra pelea.
- Lo sé, mami. Solo ... si bueno, me estoy preparando para salir.- ¿ Para qué darle más vueltas? Tenía que estar informada de todas maneras, vivía con ella.
- ¿Es con ese chico de la otra vez, con el cual fuiste a la reserva?
- Si, el mismo. - maldito cabello, hoy no quería dejar que lo peine. Apenas me había maquillado, la ropa me hacía sentir incómoda porque Lay me obligó a ponerme un pantalón de cuero estruja ideas y no, no sabía con qué parar la exaltación de mi madre.
- Es un chico apuesto, los espié desde mi ventana mientras subían a su camioneta. Te conviene, sin dudas.
- Ok, mamá me casaré con él por su dinero.
- Bueno hija, pero una chica tiene que fijarse en todo. - ah perfecto y el amor un cuerno.
- Por favor mamá, no quiero iniciar una discusión por eso justo ahora.
Hizo una pausa mientras me observaba a conciencia.
- Pero, a diferencia de la otra vez, te ves tensa y de mal humor. ¿Estás segura que todo va bien?
Esa pregunta solo lo empeoraba todo.
Suspiré mientras la miraba a través del espejo y dejé de luchar con el moño en mi cabello. ¡Lo llevaría suelto, me rendí!
- Eso creo. Lionel me gusta y mucho. Llevo delirando por él desde principio de año y ahora, no hay nada que nos impida estar juntos.
- ¿Pero...?
- ¿Pero...? No, no hay peros. Es solo eso.
- Entonces, avisale a tu cara, porque parece que estás yendo hacia el matadero.
- No, no, es solo por el moño este feo. Quise hacerme un peinado, cambiar un poco, pero es inútil. - Pero en vez de ayudarme solo me hundió más.
- ¿Y el otro? ¿Tu mejor amigo o algo así?
- Kevin... - dije perdida en tiempo y espacio pero entonces rápidamente sacudí mi cabeza y la miré con el ceño fruncido - ¿Por qué siempre que me preguntan por uno después siguen por el otro? Solo es Lionel y punto. Hoy salgo con él, él es el que me gusta y pienso vivir una historia de amor como siempre lo soñé. ¡Ésta vez yo no seré mi propio impedimento!
Espero que mi sorpresivo entusiasmo la silencie. Y fue así, no dijo nada, ni me retó por haber subido el tono de voz, más bien quedó mirándome suspicazmente, lo que claro me irritó más pero no dije nada. Quizás tenía razón y hoy no era mi día.
Las chicas me ayudaron a elegir que me pondría para hoy a la noche y me dieron mil y un tips para no meter la pata, hace tiempo que ya no peleamos con mamá, tengo el terreno libre con Lionel, creo que aprobé el parcial con siete y tengo posibilidad de promocionarlo, mientras que en el trabajo me aumentaron el sueldo y mi habitación continúa ordenada.
¡Todo iba bien encaminado en mi vida! Y sin embargo, no entiendo qué narices me pasa que desearía rociar con nafta toda la buena suerte del mundo, verla arder y como toque final, poner el lindo moñito en la cúspide.
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Te lo pido, quiéreme
Teen FictionMalena, de 24 años, quien vive entre dos mundos: el primero por obligación, la Realidad y el segundo, Platón, donde se hallan sus agallas y amores de primaria, secundaria y ahora de universidad es decir, chicos sexys con un gran sentido del humor, i...