Kevin
¡¿Juntos, en su casa?! Llegué en el momento menos oportuno para ver como se reconcilian, para ver como le brillan los ojos cuando dice su nombre o cuando reconoce que se gustan.
Y como un estúpido, me pasé toda la tarde buscando esos malditos platos cuando tenía que editar una monografía a entregar el lunes, ayudar a mi padre con sus negocios, consolar a mi mamá que está preocupada por la salud de la abuela y acompañar a mi hermana a la escuela porque unos chicos al parecer la están acosando. Dejé a mi familia por ella y sé que nadie me lo recrimina, en cambio yo si. Sobretodo porque lo volvería a ser.
¿Desde cuando era tan patético? Elegí ser su amigo porque no había otra manera de acercarme a ella. Suele ser muy desconfiada, eso fue evidente desde el segundo uno en que nos cruzamos. Pero fui afortunado, llegué en el momento justo en que me necesitaba cerca.
¿Fue atracción o necesidad? Me siento solo y ella igual. Siento que mi vida es una desolación, que no puedo borrar mi pasado, que nadie puede quererme como yo lo necesito. Y sé que sentir eso es ser un malagradecido, porque mis padres adoptivos me dieron todo lo que un niño puede desear. Sé que me quieren como si fuera un hijo de sangre, pero también sé que no lo son.
¿Gracioso, no? Sé muchas cosas al parecer y sin embargo, no puedo dejar de castigarme. Malena es igual a mi y me siento identificado con ella, pero aún así prefiere irse con el mudo. Ese que jamás la hará reír como yo puedo hacerlo, ese que juega con ella pero con su cara de No rompo un plato, pasa desapercibido.
Maldita sea, muero de celos.
Cuando por primera vez me habló del estúpido castaño sin expresión, no creí que fuera tan serio, pero ella es demasiado ingenua y romántica. Se enamoró de un ideal y no hay quien la saque de aquello.
Intenté bloquear todos mis sentimientos que iba descubriendo por ella, pero supongo que mi inconsciente, según ella me explicó una vez, disfrazó mis palabras. Sin querer cuando estuvimos juntos, le dije que prefería ser su amigo antes que nada. Cuando ella me lo repitió me sentí en evidencia, sin embargo ella no pareció notarlo siquiera, no lo entendió simplemente porque no siente lo mismo que yo.
Tarde o temprano la olvidaría, me aseguré a mi mismo. Aunque quisiera, no era de su talla ni tampoco podía ofrecerle nada excepto mi amistad. Si supiera que la amistad entre el hombre y la mujer no existe... no puede pretender que seamos inseparables y uno no sienta nada por el otro. Ingenua.
Mis amigos se dieron cuenta de lo que sentía por ella en cuanto la vieron y quisieron protegerme, como si fuera un niño ante el peligro. Quisieron rechazarla en cuanto se las presenté pero no pudieron odiarla ni hacerle nada, primero porque no se los permití y segundo porque también les cayó bien. ¿Cómo no les iba a caer bien si Malena era la mejor?
Gracias a contactos, amigos de mis papás, encontré trabajo como Barman, una de mis tantas pasiones además de la Literatura. Pensé que allí lograría olvidarla, con tantas chicas lindas. Sin embargo, no fue así. En la misma semana, encontró mi escondite. De hecho hizo semejante espectáculo que solo logró que me enganchara más a ella. Bailar como una desquiciada una cancioncilla que juraría que la Argentina misma quisiera olvidar. Jajaja. Pero ella solo me veía como un amigo, como alguien en quién desahogarse.
Casi volvemos a besarnos, como aquella vez que dejé que me utilizara para darle celos al mudo en su fiesta. Admito que fui egoísta aquella noche,moría por besarla y me vendí como mejor amigo nuevamente. Después me sentí peor porque para ella solo fue un beso sin importancia, un favor. Nunca cambiaría sus sentimientos por mi. Si dejaba que ella me besara nuevamente bajo los efectos del alcohol, aunque asegure que no lo estaba, mi dignidad no me lo hubiera perdonado.
ESTÁS LEYENDO
Te lo pido, quiéreme
Teen FictionMalena, de 24 años, quien vive entre dos mundos: el primero por obligación, la Realidad y el segundo, Platón, donde se hallan sus agallas y amores de primaria, secundaria y ahora de universidad es decir, chicos sexys con un gran sentido del humor, i...