- ¿Fiesta? ¡¿Cuando?! - JA.JA.JA Intenté sorprenderlo con mi invitación y lo hice sonar como la mejor de las noticias, sin embargo Kevin solo me estaba tomando el pelo mientras no despegaba los ojos de la pantalla. Estaba a full con la play.
- Dale Kev, acepta venir conmigo, es el próximo sábado. - hago mi mejor cara de tierna y uno las palmas de las manos en forma de suplica, aunque fue mala idea ponerme delante entre la pantalla y él, me empuja a un lado del sillón.
- ¿ Quién la organiza? - vuelve a preguntar sin mirarme aún pero ésta vez no quiero responderle. Él no sabe que hablé con Lionel, no sabe que me trajo, no sabe nada de nada.
Cri cri, cri cri.
No me percato en qué momento le puso pausa al juego, pero de repente lo tenía mirándome. Nos quedamos así un buen rato.
¡Mirá tú! No me había dado cuenta de que tenía los ojos color verde avellana. Preciosos.
- ¿Lionel o tu ex? ¿Debo adivinar?
- Ejem... - mientras yo aún seguía embelesada con el color de sus ojos, él estaba haciendo deducciones acertadas. Volví a incorporarme algo nerviosa bajo su mírada socarrona que parecía saberlo todo y, aunque noté que me sonrojaba por mi estúpidez, entendí que tarde temprano se enteraría e igualmente tendría que ayudarme - sip, Lionel nos invitó.
- Lionel, el chico mudo con novia.- era una afirmación más que una pregunta.
- Veo que Lay te puso al tanto de todo. Ella le dice Mudo, a pesar de todas las veces que intenté corregirla. - dije algo enfadada.
- Lo hizo y también me dijo que no era para vos ese pibe. ¿Por qué te empeñas en elegir mal?
Su pregunta me cayó como bomba. Supongo que era la pregunta que a la clase de chica que vivía en Platón no le gustaba para nada. Todo es más fácil si negamos la Realidad. Pero entonces, cuando vi que no era joda su pregunta, yo también me di cuenta, que tenía una respuesta completamente sincera y no tenía por qué negarla.
- Lionel me gusta. - aunque no salió con la seguridad y el volumen que me hubiera gustado, el susurro de niña a punto de ser reprendida fue suficiente.
Y sin embargo, ¿por qué tuve que decir eso? Si sabía perfectamente que no tenía que gustarme, que no tenía futuro con alguien como él. ¿Por qué acepté la maldita invitación?
Pude notar que no fue la respuesta que Kevin hubiera querido escuchar, parecía sorprendido y tenso a la vez.
- Ok - se levantó del sofá y se fue dándome la espalda ¿eso era todo? Pero al rato cuando volvió con un vaso de gaseosa estaba distinto - Te acompaño donde quieras. Te apoyaré, ¿al fin y al cabo soy tu amigo, no?
Ese gesto me hizo sonreír. No tengo idea del por qué pero Kevin se había hecho indispensable en mi vida.
- Gracias... - nos sonreímos. Pienso que ahora que Layla estaba en otro nivel donde los preparativos para su casamiento, finales y la casa donde irían a vivir con su prometido Charlie, hacían que ya no estemos demasiado juntas, Kevin estaba reemplazándola de alguna manera y eso hacía que me sienta menos sola.
Me sentía una adolescente cuando estaba con él. Y fue peor cuando me presentó a sus amigos, ahí lo entendí todo. Eran un grupo de niños que parecían todo menos universitarios. Mejor dicho allí entendí sus facetas camaleónicas. En la facultad eran serios, nerds y estirados, pero fuera de eso, en los bares y otras salidas, no conocían los limites. Sin embargo me gustó ver ese mundo. Había dos chicas en ese grupo y aunque al principio me miraban mal, no tardaron en incluirme. Debajo de esa pinta gótica, resultaron ser tan graciosas como yo me consideraba ser.
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Te lo pido, quiéreme
Teen FictionMalena, de 24 años, quien vive entre dos mundos: el primero por obligación, la Realidad y el segundo, Platón, donde se hallan sus agallas y amores de primaria, secundaria y ahora de universidad es decir, chicos sexys con un gran sentido del humor, i...