Pasé por al lado de Lionel en cuánto yo también le confesé que lo extrañaba. Puedo jurar que mis mejillas estaban ardiendo y esta sensación me recorría por todo el cuerpo. Me dirigí hacia mi lugar en el buffet y presté atención a quién se hallaba sentado allí. ¡Qué tarada! Encima que miento no lo hago bien. Era un chico, no una chica la que me había quitado mi lugar. Y ahora tenía que fingir que lo conocía y que me sentaría junto a él.
A medida que avanzaba, noté de reojo a Lionel quien me seguía de atrás. Claro, él se dirigía a la salida, que quedaba en la misma dirección a la que iba yo. No llevaba nada consigo, ¿no iba a comprar algo del buffet?
No me quedó de otra, si no quería que Lionel se diera cuenta de mi mentira, tenía que acercarme en plan de amigos al desconocido que se hallaba allí sentado en mi mesita.
Una vez en la mesita, pude ver de reojo que Lionel todavía no había pasado a nuestro lado, sino que se quedó saludando a unas personas. Cuando volví a asomar hacia el costado vi que Lionel nos miraba, sobretodo al chico, quien estaba ensimismado sobre unas fotocopias. Parecía confundido, era obvio que jamás lo había visto y la verdad es que yo tampoco lo había visto a este extraño, pero aquí estábamos. Este chico era mi única salida a la mentira boba que había hecho.
Dejé de prestarle atención a Lionel, y corrí la otra silla de la mesita para ponerme frente al chico quién ni se inmutó al notar un cuerpo frente a él. Y le sonreí en confianza, no quedaba otra, tenía que actuar.
- ¡Por fin llegué! Imagínate toda la fila que tuve que hacer por ésta porción - me hice la extrañada y me senté frente a él, entonces me di cuenta que la razón por la que parecía desconectado del mundo era porque llevaba unos auriculares escondidos entre su ropa. Tiene el pelo rubio un poco largo y abultado.
El chico me mira algo asombrado pero cuando pensé que me echaría de allí por el gesto raro que puso al principio, me termina sonriendo. Aún sin querer, el plan de la mentira había salido perfecto, sobretodo porque Lionel pareció quedarse allí unos segundos infinitos. ¿Era mi idea o él quería comprobar que lo que dije era verdad?
- Sentate, linda. ¿Me invitarás un poco? - Lionel ya había desaparecido de la escena, pero el desconocido todavía estaba allí mirándome con una sonrisa algo pícara, era obvio que ya no estaba sorprendido. Al estar frente a él, sentados los dos, no pude evitar mirarlo bien, pero por instinto corrí el plato con la porción de torta hacia mi. Él había amagado llevarse una cucharada de mi anhelada torta.
- ¡Ni se te ocurra! - le digo de manera amenazadora.
- Entonces la señorita misteriosa habla... - me mira detenidamente con una sonrisa ladeada pero por alguna razón, de a poco se le va borrando toda expresión. Me estaba estudiando, pero ese no era mi problema.
- Disculpame, no quiero ser maleducada. Me hiciste un favor al dejarme sentarme unos segundos acá, pero no quiero interrumpirte a pesar de que, bueno, este suele ser mi lugar. Siempre se halla vacío y hoy fue la excepción. Iré a comer fuera.
- no te vayas. No hace falta, en diez minutos me iré para la cursada y te lo dejaré todo para vos. - hizo una mueca, pero seguía observándome.
- bueno gracias, en ese caso me quedo ya que yo debo volver en cuarenta minutos. Disculpame por interrumpirme. ¿Qué estudiás?
- Profesorado de lengua y literatura. ¿Y vos?
- Primer año de Psicología social. Linda carrera la tuya, mi amiga Layla está por graduarse de Literatura.
- Yo recién estoy en tercer año. Bien por tu amiga. - me resultaba simpático a pesar de que no dejaba de verme de una manera rara. - Soy Kevin ¿ vos cómo te llamás?
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Te lo pido, quiéreme
Genç KurguMalena, de 24 años, quien vive entre dos mundos: el primero por obligación, la Realidad y el segundo, Platón, donde se hallan sus agallas y amores de primaria, secundaria y ahora de universidad es decir, chicos sexys con un gran sentido del humor, i...