Kevin ya estaba fastidiado, no hay lugar a dudas para pensar lo contrario. Yo la había fastidiado por lo que hice o dije y, no quiero entrar en detalles porque ¿la verdad? simplemente no sé qué fue de todo lo que pasó esa noche, que le molestó más de mi.
Por lo último que dijo me inclino a que fue lo de querer besarle. Y estoy de acuerdo, ¡metí la pata! Bueno mejor dicho, metí todo mi cuerpo al lodo, me restregué varias veces y quise salir como si nada.
Llegué a la conclusión de que si él hubiera pedido besarme para olvidarme un poco de todo y de una chica en particular por unos segundos, quizás si me hubiera sentido algo incómoda porque es como si me estuviera utilizando para un fin egoísta.
Bueno, la verdad es que si él me lo hubiese pedido, no me hubiera resistido. Era lindo sentir los labios de alguien que encima era atractivo y besaba bien.
Pero, ¿él pensaba lo mismo que yo? ¿que yo era atractiva y besaba bien? no lo creo. Así que no sé que pensar salvo que se fue avergonzado.
Y por otro lado, tampoco quería dejarle entrar a mi habitación. Se oía lindo que me arropara bajo las frazadas y me hiciera mimitos, de última ¡me enamoraba de él! Jajaja, pero hay una razón por la que no quería que entrara. La razón más estúpida de todas y por la que me quedaré soltera y con pulgas de gatos abandonados acompañándome... mi habitación es un desorden total, listo lo dije.
Hace un año que no limpio mi habitación. Mis problemas emocionales tras la muerte de mi tía trajeron consigo una carga un poco difícil de sobrellevar. Es decir, tampoco le vamos a echar toda la culpa a ella. Yo siempre me incliné hacia el desorden, nunca me enseñaron a cuidar de mi cuerpo ni me llevaron a un centro de belleza a no sé, a pintarme las uñas, por ejemplo. Mi mamá siempre creyó que eran gastos innecesarios y si no era por mi tía, nunca salía peinada de casa cuando era una niña, excepto una cola de caballo alta.
Pero si, luego de que Coraline nos dejara, mi situación fue empeorando. Claro, a las chicas ya las conocía y yo iba descubriendo cosas pero una cosa es que ya las sepas de tus mentores y otra muy distinta es que tengas que fingir que al menos conocía de que se trataba la depilación con cera. Menos pensaba que una habitación ordenada y con un toque femenina, me incluyera.
Nunca en mi vida sufrí tanto como cuando a esa mujer se le ocurrió desgarrarme la pierna de un tirón. Yo no era agresiva por naturaleza pero te aseguro que el grito desaforado que se escuchó hizo que entrara Layla con Paola para sujetarme porque según ellas, estaba por lanzarme a la empleada con cera en mano.
Bueno, con respecto a mi habitación, ésta era espaciosa pero tenía montañas de ropa y polvo en los muebles. Carpetas amontonadas y papeles apilados. Ropa sucia tirada por todo el suelo junto a la basura desparramada. Aún así, yo veía claridad en todo eso.
Mis amigas ya sabían de aquello, por eso siempre las hacía pasar a la habitación de huespedes que estaba mucho mejor arreglada que la mía e incluso puse una televisión o dormían en la pieza de mi mamá cuando no estaba. Siempre mantenía la puerta con llave. Sin embargo, yo dormía allí, me gustaba.
Este era otro tema de discusión con mi mamá, pero ella también se había vuelto un poco desordenada a través de los años y lo usaba en su contra simplemente por el hecho de molestarla.
- Hija, tener tu pieza limpia va a hacer que te sientas incluso mejor con vos misma.
- Pero yo no me quiero sentir mejor. - y le saqué la lengua y me fui.
Si Kevin llegaba a ver mi pieza, no me lo perdonaría. Era como si viese mi interior y no quería que nadie lo descubriera. Aún la habitación para huespedes no estaba en condiciones y tampoco había hecho nada para que se viera mejor.
ESTÁS LEYENDO
Te lo pido, quiéreme
Teen FictionMalena, de 24 años, quien vive entre dos mundos: el primero por obligación, la Realidad y el segundo, Platón, donde se hallan sus agallas y amores de primaria, secundaria y ahora de universidad es decir, chicos sexys con un gran sentido del humor, i...